28 de Enero de 2008
Los superpoderes ya
no son una excepción. Concebidos originalmente para afrontar
crisis, las facultades extraordinarias se han transformado en
una herramienta cotidiana para los poderes ejecutivos. Las
utilizan en el gobierno nacional, casi sin restricciones, en
18 de las 24 provincias del país y en todos los municipios del
conurbano, la región política de mayor peso de la Argentina.
Los presupuestos suelen perder su razón de ser. No importa lo
que aprueben los órganos legislativos. El Poder Ejecutivo
después los modifica y los reasigna de acuerdo a su criterio.
Se ve en el Congreso Nacional. A tal punto decayó su
influencia que en 2007 el Gobierno gastó 26.110 millones de
pesos más por fuera del presupuesto, y sin control. La
fórmula: subestimar el cálculo de la recaudación para manejar
el excedente con libertad.
El jefe de Gabinete, además, por medio de la ley de
administración financiera, puede reasignar todas las partidas,
salvo las que afectan las áreas de seguridad e inteligencia.
El presupuesto nacional es de unos 170.000 millones de pesos.
Seguridad e inteligencia suman 10.000 millones.
Los permisos especiales que consiguieron los gobernadores en
18 provincias involucran, sumados, poco más de 40.000 millones
de pesos. Los intendentes del conurbano tienen bajo la égida
de su control presupuestario, sumados todos, unos 4500
millones de pesos.
En los distritos, sin embargo, no todos tienen el mismo poder.
Algunos pueden hasta aumentar impuestos sin pasar por el
Concejo Deliberante, otros tienen límites porcentuales de
reasignación de partidas y varios hallan recovecos legales
para dominar hasta las partidas afectadas.
En las provincias pasa algo similar. En Mendoza, Córdoba,
Santa Fe, Catamarca, Jujuy y La Rioja, los gobernadores deben
consultar siempre a la Legislatura antes de modificar
partidas; pero, en el resto, los mandatarios administran
fondos sin filtros legislativos.
En la ciudad de Buenos Aires, el jefe de gobierno puede mover
partidas hasta un monto que no supere el 5 por ciento del
presupuesto. Son cerca de 500 millones de pesos al año. Desde
el 10 de diciembre pasado, Mauricio Macri puede reasignar
partidas hasta fines de 2008. El motivo: la nueva ley de
ministerios, que necesita readecuar el destino de fondos.
Algo parecido ocurrió en la provincia de Buenos Aires con el
gobernador Daniel Scioli. Pero, en este caso, Scioli no tiene
plazos. Puede crear direcciones y entes cuando lo crea
necesario. Para ello puede reasignar partidas destinadas
originalmente a otros proyectos.
En todos los niveles, por diferentes mecanismos, los
superpoderes suelen habilitarse en la ley de presupuesto. En
algunos casos, a nivel provincial o local, el afán de evitar
el "corset" administrativo obliga a tejer alianzas políticas
todos los años. Tener la mayoría siempre es clave.
Diario Clarín.com
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