CLIENTES NACIONALES
PARA LOS HOTELES
DE MÁXIMO LUJO!!

16 de Marzo de 2009


Público porteño para los hoteles de lujo

Ante la crisis global, los cinco estrellas redefinen sus estrategias para convertirse en punto de encuentro para clientes locales

Público porteño para los hoteles de lujo
Las veladas de los distintos restaurantes del Faena atraen tanto a turistas como al público local Foto: Faena Hotel

La promesa de seguridad y sofisticación, sumada al compendio de propuestas diferenciales y no menos glamorosas, estratégicamente disparadas al corazón y al nervio del sector pudiente del público local, ha encumbrado a los hoteles cinco estrellas como nuevos centros de reunión e intercambio en la ciudad.

Los hoteles de lujo ya no sólo compiten entre sí por atraer huéspedes foráneos. Ahora apuntan a cimentar una clientela vernácula y, para eso, han abierto selectivamente sus instalaciones a porteños dispuestos a mudar a esos ámbitos, muchas veces palaciegos, sus reuniones de negocios, cónclaves sociales y hasta las pausas para el esparcimiento.

Como siempre, los hoteles mantienen su estilo reservado y su avidez por complacer a los visitantes. Pero el pronunciado declive del turismo internacional y la necesidad de reinventarse y de captar nuevo público han aguzado la creatividad de las propuestas y dado lugar a vivaces estrategias de marketing que buscan reposicionar a los cinco estrellas entre las preferencias del consumo de alta gama.

El spa del Palacio Duhau Park Hyatt y el remozado fitness center del hotel Alvear, por ejemplo, ya cuentan con exclusivas membresías para que el público local goce de sus instalaciones. Por una matrícula más una cuota mensual, los 29 grados de la piscina semiolímpica del Duhau; el sauna, las duchas escocesas y los tratamientos de belleza La Prairie del Alvear seducen a esa clientela.

A la hora de ganar posiciones en el imaginario social, "todo hotel vivo y moderno hoy necesita armonizar el turismo con los habitantes de la ciudad. Así, gana en dinamismo e interacción, a la vez que fortalece su identidad", apunta una especialista en marketing hotelero.

Interacciones

En esa línea se inscriben la feria de productos orgánicos que copa los jardines del Duhau desde anteayer (ver aparte), o el festejo del centenario del hotel Marriott Plaza, que encaja como excusa perfecta para invitar a la gente a un recorrido histórico por el primer hotel de lujo de América latina y, de paso, conocer los entretelones del paso de reyes, gobernantes y grandes luminarias por la Reina del Plata.

La hora señalada para las Soirées Culturelles del hotel Sofitel Arroyo es a las 19, lunes, miércoles y sábados. En la Bibliothèque, el soberbio living con cómodos sillones de cuero oscuro y muebles en madera de caoba alberga a mujeres de Barrio Norte que, mientras sorben un trago de autor, el Can-Can, escuchan embelesadas las historias "secretas" de los monumentos históricos porteños.

Para las seguidoras de las últimas tendencias de ropa, el Caesar Park, una vez por mes, le corre el velo a su ciclo de moda y té, con desfiles de Lacroix, Verónica de la Canal y Homero, entre otros.

A toda hora, el Paseo de las Artes del Duhau se llena de seguidores de la obra de Antonio Seguí. Otro tanto sucede con la colección ecléctica de la galería Arroyo en los periódicos cócteles organizados en el Caesar Park.

Como una mise en scène podrían describirse las veladas nocturnas, bien segmentadas, en el Universe del Faena. Sólo hay turistas en el show de tango de El Cabaret. En el restaurante El Bistro, empresarios locales discuten de negocios bajo los ornatos de unicornios blancos, mientras degustan miniaturas de la cocina molecular.

En el resto El Mercado, el ambiente es relajado y de color local. El clima de fiesta gana la adhesión joven con el show de Anita Alvarez de Toledo en el Library Lounge. Culminado el show, el recinto muta diariamente en pista de baile hasta las 3.

Habrá que esperar al domingo, o la proximidad de alguna fecha patria, para degustar en el Plaza Grill, al mediodía, el tradicional puchero de campo, o esperar a las cinco en punto para participar de la ceremonia del té y seleccionar un blend , servido con guantes blancos y en porcelana china, en el majestuoso Roof Garden o en L´Orangerie, del Alvear o en el Piano Mobile , del Duhau.

El ritual de selección de puros cubanos acompañados por 20 variedades de maltas escocesas se reservaba, hasta ahora, al Oak Bar, del Duhau, pero en abril también el Alvear le seguirá los pasos, con la inauguración de su propio cigar club .

Trajinado incesantemente por políticos y columnistas de diarios que tejen allí sus infidencias off the record , el Oak Bar se transformó en poco tiempo en sitio obligado de reunión. Tradicionalmente, el bar del Plaza y La Bourgogne habían monopolizado ese tipo de intercambio.

Así, lejos de la postal decimonónica que perfila a los hoteles cinco estrellas como una Babel de turistas, esos espacios privilegiados de la ciudad comienzan a contagiar entre porteños burgueses su particular joie de vivre. Loreley Gaffoglio, para La Nación.