20 de Julio de 2009
Recalde: "El objetivo de
Aerolíneas Argentinas no es ganar plata"
El presidente de la
firma estatal dice que la crisis y la gripe A perjudican.
Admite que el actual déficit es superior "al que dicen los
diarios" y que en junio trepó a $ 240 millones. "Vendemos la
mitad de tickets que en 2008", dice.
Mariano Recalde tiene claro adónde se metió al aceptar la
presidencia y gerencia general de Aerolíneas Argentinas y
Austral. Dice que el poder político no da mucha opción. La
realidad de las empresas no es la mejor. Perdió $ 160 millones
de promedio en el primer semestre con un pico de $ 240
millones en junio. Las ventas son la mitad del año pasado por
la crisis internacional y la gripe A. Apunta a ganar
eficiencia con aviones más modernos –llega otro Boeing esta
semana– y ya metió cambios. El más notorio para él es haber
juntado a todos los gremios en la misma mesa, algo inédito por
la voraz interna que los divide. En el plano gerencial, sumó
al economista e investigador de la UBA, Axel Kiciloff, como
director financiero. Su padre, Héctor Recalde, es el abogado
de Hugo Moyano y cuando Mariano, de 37 años y también abogado,
asumió en el cargo se dijo que era un ariete del líder
camionero.
En una entrevista con Crítica de la Argentina, se despegó del
líder de la CGT. “No va a tener incidencia en lo que se decida
acá”, asegura. Después admite que portar el apellido Recalde,
sumado a su militancia en la Juventud Peronista con Juan Cabandié y Máximo Kirchner, más una imagen de transparencia,
lo catapultaron a una de las sillas más calientes de la
gestión pública. “Necesitaban a alguien impoluto que ponga la
cara y diga que la empresa pierde plata no porque se roba,
sino porque existe un déficit transitorio”, sostiene.
–¿Con qué empresa
se encontró?
–El déficit de julio será
superior al promedio del semestre. Entre enero y junio, la
empresa perdió $ 160 millones mensuales, en promedio.
Es más de lo que dicen los diarios.
En junio fue de $ 240 millones, haciendo números redondos.
Estamos en una situación particular, con crisis internacional
y la gripe A, que generó una reducción abrupta en las ventas.
Pero si se compara con el rojo de Marsans, es un tercio del
que dejaron.
A partir de la gestión estatal el déficit se fue reduciendo mes a
mes, de u$s 60,1 millones a u$s 20 millones.
–¿Cómo piensa
revertirlo?
–Con más eficiencia.
Puliendo cuestiones de funcionamiento y una inversión para
mejorar la flota y los sistemas operativos de la empresa que
son viejos y obsoletos y generan ineficacia.
Acá hay mucha ineficiencia y lo sabemos. La semana que viene
llega un avión propio, un Boeing de los 12 programados. Es el
tercero. De ahora en adelante va a venir uno por mes.
–¿En que quedó el
principio de acuerdo con Marsans por el que se busca tomar una
parte de un contrato de compra de aviones Airbus y que ellos
levanten su juicio internacional al país por la expropiación?
–Eso no lo estamos manejando
desde la empresa. La maneja el Ministerio de Planificación.
–Teniendo en
cuenta el déficit, ¿hará falta un refuerzo presupuestario?
–Nos tiene que alcanzar lo
pedido. Se presupuesta mes a mes.
–¿El inicio de las
vacaciones de invierno ayudó a las ventas?
–No. Hoy son la mitad del año
pasado. Todos los meses fue así. Estamos vendiendo la mitad
del año pasado.
–En reportajes
radiales dijo que el objetivo es que la empresa gane plata
recién en cinco años. ¿No se puede lograr antes?
–Vamos a un plan de
negocios que apunta al déficit cero. Calculo que si renovamos
la flota y de más, se llegará a eso o a un déficit tolerable.
El objetivo de esta empresa no es ganar plata, sino dar
conectividad. No puede existir un país sin conectividad. El
horizonte es abrir más rutas con más frecuencias. Todo lo que
se pueda hacer de manera eficaz lo vamos a hacer.
Tampoco vamos a rifar frecuencias o destinos si es demasiado
ineficiente.
–¿El acuerdo para
comprarle 20 aviones a Embraer sigue en pie?
–La negociación sigue en pie.
Va a avanzar en las próximas semanas. Había unas fechas
límites para cerrar el contrato pero se está renegociando.
–¿La idea de la
flota múltiple ayuda a la eficiencia teniendo en cuenta que
van a tener aviones Boeing, Airbus y Embraer?
–Los Embraer los compra Austral
para cabotaje. Los Boeing son para Aerolíneas. Cada una va a
tener su flota homogénea.
–¿Cómo va a lidiar
con los seis gremios y su interna?
–No voy a lidiar. Voy a
dialogar, ya lo estoy haciendo. Logré algo que fue inédito:
sentarlos a todos en la misma mesa.
–¿Cómo se termina con
tanta dispersión e interna entre los gremios?
–A los trabajadores les
conviene tener un solo gremio porque le da más fuerza a la
hora de negociar. Para mí, ahora como empleador sería más
simple. En algún momento acá se negociaba con una federación
de empleados aeronáuticos hace muchos años. Pero es una
decisión de los trabajadores.
–¿La paz social de
los sindicatos con la empresa sigue?
–La paz social es la regla en
esta empresa. De ahora en más espero que no necesitemos
acuerdos por escrito para mantenerla.
–Cuando llegó el
Estado a la gestión bajó un mensaje de austeridad que luego no
se puedo mantener. ¿Qué va a hacer al respecto?
–Los trabajadores de la
empresa cobran muy bien. Eso no quiere decir que no haya
austeridad. Quedaron inmuebles bastantes lujosos pero no
vamos a mudarnos de acá para dar un mensaje de austeridad
cuando en realidad en el fondo sería más caro.
–¿Cómo enfrenta
los cuestionamientos que se le hacen por su falta de
experiencia en el sector aerocomercial y en la gestión en
general?
–No es así. Tampoco
estoy menos preparado que otros. No es eso lo que necesita
Aerolíneas Argentinas, que no es solamente una empresa
aerocomercial. Es un servicio público de importancia
trascendental. Si fuera sólo comercial-empresarial, cerraría
la empresa porque es deficitaria. Esta empresa necesita
gestión con visión social, con eficacia y que garantice
honestidad.
La Presidenta
me lo dijo expresamente, que tenemos chapa de honestos. Que
pasamos la prueba del ácido cuando denunciamos el ofrecimiento
de coima de los empresarios del sector de tickets canasta
cuando se debatía una ley al respecto (ver recuadro). Lo
primero que me dijo fue: “Vos sos un cuadro político” y se
acordó del tema de los tickets. Querían poner acá a alguien
impoluto que pudiera poner la cara y decir que se pierde plata
no porque se robe, sino porque la empresa es deficitaria de
manera circunstancial como lo puede ser un hospital. Marsans
tenía experiencia en la gestión y mirá cómo la dejaron. Alak
no tenía experiencia y mejoró puntualidad, el déficit y la
cantidad de aviones, que pasó de 26 a 48. Marsans vino con un
plan deliberado de destruir Argentina y transformar a Austral
es una empresa chartera de sus vuelos. También cooptó la
agencia de turismo del grupo que es Optar. Recordemos que en los aviones no se servía comida. Más importante
que conocer el paño es tener claro cuál es el sentido, el para
dónde se va a gestionar.
–¿Planea denunciar
a Marsans?
–Está en mi cabeza y está
impuesto en la ley. Tenemos que ver cómo se generó la deuda.
Estamos trabajando en esto. No tenemos nada en concreto.
Foto en 2007 denunciando a
empresas de tickets
–Cuando se conoció su
nombramiento en Aerolíneas se pensó en un premio para Moyano.
¿Cuál es su relación con él?
–Moyano dijo que me aprecia,
que me conoce, mi padre es abogado de él pero no va a tener
incidencia en lo que decida acá. Ahí tenés un título.
–Tampoco quedó claro
su nombramiento como presidente ya que Marsans sigue siendo
accionista de la empresa y se necesita su voto para nombrarlo
en el cargo.
–Ésa es otra falsedad. Es
cierto que no se perfeccionó la expropiación. Marsans sigue
siendo accionista. Pero es cierto, y es lo que oculta Marsans,
que la ley de expropiación dice que cuando se inicia el
procedimiento de expropiación con el desapoderamiento
definitivo de las acciones, cualquier bien que se expropia, el
Estado tiene la facultad de tomar el control de la gestión de
la empresa. Hasta que se cierre la expropiación, todos los
derechos políticos que daban las acciones pasan a manos del
Estado. Es una chicana de Marsans.
De la denuncia por
sobornos de los tickets a conducir la línea de bandera
Mariano Recalde es recordado
por la denuncia realizada, junto a su padre, el diputado y
abogado de la CGT, Héctor Recalde, por un intento de soborno
de u$s 20 millones por parte de las empresas de tickets.
Ocurrió en noviembre de 2007, luego de que se
presentara un proyecto de ley en el Congreso para hacer
remunerativa la emisión de los tickets canasta que los
trabajadores públicos y privados recibían como parte del
salario. La ley se votó y a partir de agosto los tickets
desaparecerán del salario.
Su carrera comenzó en 1988,
cuando denunció y probó junto a otros estudiantes del colegio
secundario un escandaloso fraude electoral perpretado por la
Franja Morada.
En 1991 inició sus estudios de Derecho en la Universidad de
Buenos Aires e ingresó a trabajar en el Poder Judicial,
convirtiéndose en integrante de la comisión directiva.
En 1999 fundó junto a otros
estudiantes la agrupación independiente NBI, que terminó por
constituirse como la segunda fuerza en la Facultad de Derecho
de la UBA. Muchos de ellos lo vivaron sonoramente en la Casa
Rosada el día de su asunción.
En 2003 renunció a su cargo en
el Poder Judicial para acompañar a su padre en el estudio
jurídico familiar y en el asesoramiento a diversos sindicatos
y gremios, la Asociación de Aeronavegantes entre ellos. Cinco
años más tarde, en 2007, se doctoró en Derecho.
Terminó por hacerse famoso
en noviembre de ese año, cuando dio a conocer una serie de
cámaras ocultas a Santiago Lynch, un representante de la
Cámara de Empresas de Servicios de Vales Alimentarios (CEVAS)
y un empresario hotelero. Las tres alternativas de coimas
fueron definidas por los oferentes como “una bicicleta, una
pick up y un Mercedes Benz”. La primera consistía en cajonear
el proyecto a cambio de 20 mil dólares mensuales, la segunda
era modificarlo y la tercera era impulsar una ley que
extendiera la utilización de los vales a cambio de 20 millones
de dólares.
El juez federal Octavio Aráoz
de Lamadrid elevó a juicio oral y público del caso.
¿Un solo sindicato para la empresa?
Hugo Moyano comenzó a
interesarse por el sector aeronáutico durante el extenso
conflicto entre los sindicatos de aerolíneas y la Sociedad
Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), cuando la
predecesora de Marsans estaba al frente de la compañía en
2001. En esa instancia, Moyano colaboró en las gestiones con
algunos de los gremios. En particular con el de los técnicos
aeronáuticos liderados por Ricardo Cirielli para resistir un
plan de ajuste impulsado por la SEPI y avalado por el gobierno
de la Alianza. Con el tiempo, el jefe de los Camioneros
afianzó una relación con la Asociación Argentina de
Aeronavegantes (AAA), en ese entonces a cargo de Alicia
Castro, y con la Asociación de Pilotos (APLA).
En aquel momento comenzó a madurar la idea de unificar todos
los sindicatos aeronáuticos en una sola representación
gremial. El objetivo de máxima es poner bajo su control un
sector hasta ahora atomizado y que responde a líneas
sindicales distintas: Cirielli hoy responde a Luis
Barrionuevo; el personal en tierra (APA) liderado por Edgardo
Llano, que reporta a la CTA, mientras que el jefe de los
pilotos de APLA, Jorge Pérez Tamayo, mantiene una alianza con
el propio Moyano. En esa línea debe inscribirse el aval
implícito de Mariano Recalde a la unificación de los gremios
aeronáuticos, una iniciativa que en caso de avanzar promete
generar una disputa fuerte en el sector.
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