20 de Abril de 2009
El Gobierno sabía que
Santiago Montoya no aceptaba ser candidato ficticio a
concejal en San Isidro. Lo sabía el ministro del Interior
porque Montoya se lo transmitió no bien se enteró de que
Randazzo estaba ventilando esa movida en la Provincia. Y lo
sabía Scioli: Montoya también comunicó su negativa a dos de
los ministros más cercanos al gobernador. Todo el mundo K
estaba enterado. Pero igual siguieron adelante.
Prevalecieron los usos y
costumbres de siempre: omnipotencia, obediencia debida y no
cambiar el rumbo aunque el viento sople en contra. Lo que
nadie calculó fue que el recaudador bonaerense hiciera
público su rechazo.
Y encima se permitiera criticar el
método kirchnerista de no escuchar a nadie.
El relato oficial para la prensa es que Montoya "no actuó
con responsabilidad institucional" (Al
final, echaron a Montoya por sus críticas al kirchnerismo)
Así le llaman no
someterse incondicionalmente y sin disensos al proyecto
político.
Como si fuese muy institucional obligar a
Montoya a candidatearse para un cargo que jamás iba a
ocupar. A obligarlo sin escucharlo.
Está visto que por sobre cualquier cualidad profesional
prevalece la subordinación a ultranza. El menú Todos Somos
Moreno. El secretario de Comercio que arrasó con el
prestigio y las estadísticas del INDEC y que no para de
acumular poder pese a que no pueda acreditar solvencia
técnica.
En siete años de gestión, Montoya se construyó a sí mismo
como personaje mediático. Casi un paladín de la lucha contra
la evasión.
Un tipo audaz al que no le faltaron polémicas ni críticas. Y
al que Kirchner nunca quiso.
Pero se va con un récord de recaudación en
medio de la crisis.
Seguro que le sonó a antipremio una
concejalía en San Isidro. Y seguro
también que el kirchnerismo y el propio Scioli pagarán
costos por el despido.
Ricardo Roa (rroa@clarin.com),
Editor General Adjunto de Clarín.
A continuación, repoducimos la carta completa
de Montoya, dirigida a Scioli:
La Plata, 17 de abril de 2009
"Sr. Gobernador Daniel Osvaldo Scioli:
Me dirijo a usted para presentarle mi
renuncia al cargo de Director Ejecutivo de la Agencia de
Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (Arba), que me
fuera solicitada en el día de la fecha por indicación suya a
través del Ministro de Economía, Contador Rafael Perelmiter.
Ha sido un honor haber servido durante
siete años a la Provincia de Buenos Aires. Le agradezco
profundamente haber confiado en mi equipo para llevar a cabo
la mayor reforma del Estado provincial en más de 180 años,
al crear una agencia en línea con las modernas
organizaciones recaudatorias del mundo -Arba-, en
sustitución de las viejas instituciones que ya se
encontraban agotadas.
Llevamos a cabo una tarea que sentimos
titánica y la desempeñamos con la mayor abnegación y
entrega. Dimos todo de nosotros, en la convicción de que una
recaudación sana permite mejorar los servicios que el Estado
provee a la comunidad. Ese, sólo ese, fue el origen de
nuestro inquebrantable compromiso.
Nuestra gestión arrancó debiendo
enfrentar la más grave crisis que le tocó vivir al país, en
2002. En aquella ocasión tuvimos éxito, dado que la
recaudación de la Provincia aumentó en la mayor proporción
respecto de otras jurisdicciones; fue la única grande que
aumentó, llegando al 21 por ciento. Pasaron varios años de
crecimiento económico que facilitaron la recaudación
tributaria, pero hoy, la historia parece volver a repetirse
a partir de la crisis económica internacional y su impacto
en la Provincia.
No obstante, hoy 17 de abril, que desgraciadamente me veo
obligado a dejar mi tarea faltando más de tres años para el
cumplimiento del período de designación, al menos encuentro
la satisfacción de que Arba ingresó en la fecha 303 millones
de pesos al Tesoro. Es la máxima recaudación diaria de la
historia de la Provincia de Buenos Aires. Acumulamos un 132
por ciento de incremento en los 10 primeros días hábiles de
abril de 2009 respecto de igual período de 2008 (más de
medio mes).
Esto representa un 21 por ciento más que
las proyecciones mensuales de presupuesto a este altura del
mes. O sea, el Plan Anticrisis que lanzamos en marzo está
funcionando a pleno señor Gobernador, cambiando la tendencia
del primer bimestre y dejando los recursos provinciales
encaminados a cumplir el exigente presupuesto vigente para
2009. Arba está desafiando a la crisis, como me comprometí.
Aparentemente los motivos por los que
usted me solicita la presente renuncia, están relacionados
con ciertos comentarios políticos personales, que produje al
verme involucrado en versiones que me incomodaron acerca de
una candidatura que no me había sido formalmente ofrecida.
Lamento profundamente el desenlace, ya
que muy lejos estuve de cualquier intención de provocarle
inconvenientes de carácter político. Así como los jueces
hablan a través de sus sentencias, en mi tarea de
recaudación creo que los números señalados, inapelables,
constituyen la evidencia contundente del tamaño de mi
compromiso político con su gobierno, con la gobernabilidad
de mi país, y principalmente con los ciudadanos de la
Provincia, beneficiarios de la acción del Estado que me
tocaba ayudar a financiar.
Reiterándole que ha sido para mí un
inmenso honor haberlo acompañado en la difícil tarea que
encabeza, lo saludo con el afecto y la distinción de
siempre.
Santiago Montoya.
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todos los que disienten!!
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inesperada fue el desenlace que eyectó del Gobierno de la
provincia de Buenos Aires al mediático recaudador Santiago
Montoya.
Según pudo averiguar
Clarín, el gobernador Daniel Scioli montó en cólera cuando
leyó el primer comunicado de Montoya de ayer en el que se
negó a encabezar la nómina de concejales como candidato
testimonial por el Frente para la Victoria de San Isidro.
En ese texto, entre otras cosas Montoya dice: "Yo no voy
a traicionar a mis vecinos", lo que pudo interpretarse
que el "traidor" de los bonaerenses es Scioli que sí
será candidato testimonial en la lista de diputados.
En la Casa Rosada y en la quinta presidencial de Olivos
también se enojaron y mucho con Montoya y hubo contactos
telefónicos con Scioli. Pero la solución del diferendo quedó
en manos del gobernador, que primero pensó echarlo de
inmediato y después ante el segundo comunicado se tomó unas
horas más.
La ira de Scioli, y el
malestar en la Casa Rosada fue visible luego de saber que
Montoya, en vez llamarse a silencio apareció en el programa
de Roberto Petinato anteayer por la noche y dijo las mismas
cosas que había dicho en el comunicado.
Su suerte estaba echada.
Resultó inaceptable para Scioli y para Kirchner el boicot
explícito de Montoya a las candidaturas testimoniales, una
iniciativa en la que descansa el kirchnerismo para sumar más
votos en la Provincia.
El polémico funcionario se ganó la simpatía del kirchnerismo
que ponderaba sus operativos persiguiendo a evasores. Tanto
fue así que pensaron ponerlo al frente de la AFIP y luego
para ocupar la Secretaría de Ambiente, tras la renuncia de
Romina Piccotti.
De todos modos, en la Rosada lamentan el desenlace a poco
más de dos meses de las elecciones ya que puede hacer daño.
Reproducción textual de la
nota en Clarín del 15-4-09.
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La primera víctima de las candidaturas
testimoniales
Kirchner presionó, y Scioli tuvo que
desprenderse del recaudador Montoya
El polémico titular de ARBA había manifestado
su rechazo a participar de la propuesta kirchnerista de las
candidaturas testimoniales. Esta semana criticó duro al
Gobierno por “no escuchar a la sociedad”. Estos comentarios
desataron la ira de Kirchner, quien le ordenó a Scioli que
le pidiera la renuncia.
De este modo buscó evitar otras rebeldías en plena campaña
electoral.
Última foto. El gobernador bonaerense y el recaudador hace
un mes en un acto oficial en La Plata.
El gobernador Daniel Scioli sacrificó ayer la cabeza de
Santiago Montoya y se la entregó al kirchnerismo en bandeja
de plata. Un día después de que el recaudador rechazó ser
candidato “testimonial” en San Isidro, con duros
cuestionamientos al oficialismo, el mandatario le pidió la
renuncia y Montoya se la envió, por carta al ministro de
Economía provincial, Rafael Perelmiter.
De este modo se transformó en la primera baja en el
oficialismo producto de las candidaturas testimoniales que
impulsa Néstor Kirchner. Las críticas hacia el Gobierno
tornaron insostenible su situación frente a las presiones
del ex presidente sobre Scioli.
La gota que rebasó el vaso. “Me estoy comiendo una apretada
mal, me voy a la mierda”, le dijo Montoya a Perelmiter
durante una reunión que mantuvo con el ministro en las
oficinas que el Banco Provincia tiene en pleno microcentro
porteño. Fue el titular de Hacienda el único contacto que
Montoya tuvo ayer con el Gobierno, porque Scioli no le
atendió el teléfono.
Un día antes, Montoya había rechazado con dos comunicados
una versión periodística que daba como un hecho su
candidatura testimonial a concejal en San Isidro. En ambos
textos asestaba golpes al kirchnerismo por su incapacidad
“para escuchar a la sociedad, a la oposición y a los
sectores productivos”. Además calificaba las candidaturas
testimoniales como “poco serias”. El propio Néstor
Kirchner, enfurecido, pidió que lo echaran. Intentaron
convencerlo de que, al hacerlo, lo convertirían en mártir.
Pero no hubo caso.
“Esto es una señal de Kirchner a su propio sistema político.
Lo usó a Montoya como cabeza de turco con el mensaje de que
a cualquiera que se me revele le va a pasar esto.
Pero esto es inútil, va a ser tan potente la
repercusión positiva para Santiago que va a dar el ejemplo
de que se puede, va a demostrar que es mejor revelarse que
quedarse”, analizó en diálogo con PERFIL Eduardo Amadeo,
candidato en la lista de Unión-PRO y alfil de Felipe Solá
La reacción del recaudador por las versiones
periodísticas sobre su candidatura no era impulsiva. Había
dejado trascender, en varias oportunidades, que no quería
ser candidato en las legislativas (le gustan más los cargos
ejecutivos) y mucho menos para no asumir en su cargo. “Es
una estafa”, reflexionaba. El lunes intentó hablar
personalmente con el gobernador para que frenara los rumores
sobre su postulación en San Isidro. Pero Scioli no lo
atendió.
“Naturalmente, enterarse por los diarios de que había
aceptado una candidatura no fue de su agrado”,
contó a PERFIL un allegado a Montoya, quien atribuye la
insistente postulación a los dos jefes de gabinete, el de la
Nación, Sergio Massa, y de la Provincia, Alberto Pérez. Los
comunicados de Montoya sorprendieron por su dureza, pero en
rigor el recaudador ya venía con esa postura crítica desde
hacía tiempo.
Ayer, Montoya se pasó la jornada en las oficinas que ARBA
tiene en Diagonal Norte, en Capital Federal. Conversó con
sus asesores sobre cómo realizar una salida elegante.
También recibió varios llamados de dirigentes de la
oposición, que lamentaron su renuncia al Gobierno. Uno de
ellos, por ejemplo, fue el diputado nacional de la Coalición
Cívica, Adrián Pérez. También lo llamaron intendentes
kirchneristas del Conurbano. Luego se recluyó en su casa, en
Béccar.
Pepe se lamentó.
“Personalmente lamento muchísimo la ida de Santiago
Montoya, un excelente técnico y profesional, y excelente
persona. A un gobierno le cuesta mucho generar buenos
funcionarios, y Santiago lo era. Lamento mucho su salida
después de haber estado siete años en la provincia
colaborando con distintos gobernadores”, explicó José “Pepe”
Scioli, secretario general de la Gobernación, en diálogo con
PERFIL. El hermano del gobernador comenzó hace algunos meses
a marcar diferencias no sólo con Pérez, sino también con
algunas políticas del Gobierno nacional. “Pepe” no está de
acuerdo con que continúe la discusión con el sector
agropecuario y estaría en desacuerdo con que su hermano sea
candidato.
La carta.
En el texto de su renuncia Montoya resaltó que su gestión
arrancó, con éxito, durante la peor crisis que vivió al país
en 2002. Y añadió que la cerró ayer con un récord:
ingresaron ayer a ARBA 303 millones de pesos. “Es la máxima
recaudación diaria de la provincia de Buenos Aires”, le
explicó a Scioli en su carta. Además, hizo referencia al
conflicto que provocó su salida. “Aparentemente los motivos
por los que usted me solicita la presente renuncia están
relacionados con ciertos comentarios políticos personales”,
dijo. Y agregó que estuvo muy lejos “de cualquier intención
de provocarle inconvenientes de carácter político”.
Concluyó: “Ha sido para mí un inmenso honor haberlo
acompañado en la difícil tarea que encabeza”.
Un enroque para evitar nuevas incorporaciones
El gobernador reunió inmediatamente a sus funcionarios y
comenzó a confeccionar el nuevo gabinete.
La falta de hombres fieles hizo que
Daniel Scioli tuviera que mover fichas del actual tablero,
sin incorporar nombres nuevos. Rafael Perelmiter, encargado
de manejar las arcas provinciales, pasará a ocupar el lugar
de Santiago Montoya en ARBA.
Perelmiter fue contador de la Casa Scioli de
electrodomésticos y es amigo personal del gobernador.
Siempre lo acompañó en los distintos cargos que ocupó. No se
parece en nada a Montoya, sobre todo porque cosecha un
extremado bajo perfil.
En tanto, en Economía asumirá uno de los hombres que más
vuelo alcanzó en la gestión de Scioli: Alejandro Arlía.
Ingresó en la administración en 1989, convocado por el
entonces director de Relaciones con las Provincias, Carlos
Fernández. Cuando Scioli era candidato a gobernador, Arlía
le pidió al actual jefe de Gabinete, Alberto Pérez, trabajar
en su equipo. Una vez en el gobierno, Arlía se convirtió en
subsecretario de Asuntos Municipales y reemplazó a Débora
Giorgi en el Ministerio de Producción bonaerense. Ahora, el
Ministerio de Producción estará a cargo de Martín Ferré, que
ingresó a la Cámara de Diputados en 2007 de la mano del
gobernador.
Rosario Ayerdi / Mariano
Confalonieri, para Perfil.com