Entrevista con
Sergio Acevedo: "Presumo que se roba para la corona"
Socio político de los Kirchner hasta la
ruptura definitiva en 2006, el ex gobernador de Santa Cruz
dice que el incremento patrimonial del matrimonio responde a
"una tasa de ganancias que solamente tienen actividades no
lícitas"
Es el primer arrepentido del
kirchnerismo. Sergio Acevedo fue una pieza clave en la
estructura que diseñó Néstor Kirchner para llegar al poder
desde Santa Cruz. Un "pingüino" auténtico hasta el punto de
haber sido el primer jefe de la SIDE en la era kirchnerista,
de mayo a diciembre de 2003, y luego gobernador santacruceño
hasta 2006, cuando renunció en medio del cerco que le
construyó alrededor su propio líder hasta dejarlo debilitado
y sin oxígeno.
No es la primera vez que hace una
denuncia contra Kirchner o alguno de sus colaboradores, pero
sí avanza como nunca antes contra su ex jefe cuando sugiere
que el incremento patrimonial del matrimonio presidencial
responde a "una tasa de ganancias que solamente tienen
actividades no lícitas" porque "es muy difícil que una
actividad comercial origine" un aumento de la riqueza del
158 por ciento en un año y que se haya multiplicado casi
siete veces entre 2003 y 2008, como surge de las
declaraciones juradas presentadas por Néstor y Cristina
Kirchner ante la Oficina Anticorrupción.
No es lo único que apunta al corazón
de su ex jefe político. "Presumo que existe el "robo para la
corona", afirmó durante la entrevista con
Enfoques. Además, sugirió
que cuando él era gobernador, para ciertos negocios, el
kirchnerismo le hizo la vida imposible: "Nosotros
pagábamos 30 millones de pesos por mes en obra pública.
Cuando nos fuimos, a los dos meses estaban pagando más de
100 millones de pesos".
Como intendente, diputado provincial
y nacional, gobernador y funcionario, este nativo de Esquel,
de 53 años, divorciado, con tres hijos, construyó una
carrera política ascendente, pero,
tras romper con los Kirchner, eligió un lugar distinto al de
muchos de sus colegas que dejan jirones de su vida por un
puesto o una banca: volvió a su profesión de abogado y a dar
clases de Derecho en Pico Truncado.
Aun así, sigue militando en su
provincia, ahora en una agrupación que se reconoce como
peronista, por más que él se sienta muy cerca de Proyecto
Sur, de Pino Solanas. Y afirma que trabajará para volver a
ser gobernador de Santa Cruz.
Hay otro atributo extraño en
Acevedo: su autocrítica. Reconoció que asume la
responsabilidad que le toca cuando en su provincia Kirchner
"comenzaba a pergeñar un mecanismo muy hegemónico de hacer
política". Y admitió que, aunque no haya sido "ni autor ni
encubridor", de alguna manera pudo haber legitimado un
esquema vinculado con actos de corrupción, que asegura haber
denunciado.
-Se conoció la semana pasada que el patrimonio de los
Kirchner aumentó 158 por ciento en un año. ¿Le parece
posible semejante margen de ganancias?
-Sorprende la magnitud y la desproporción del aumento en
un país donde no le ha ido bien a nadie en el último año y
en el que los indicadores marcan que aumentaron la pobreza,
la desocupación, el trabajo en negro, la brecha entre ricos
y pobres. También sorprende porque la pareja presidencial
está dedicada tiempo completo a la política y es difícil
explicarse cómo les sobra tiempo para tener una actividad
empresarial tan exitosa. Es que es una tasa de ganancia que
sólo tienen actividades no lícitas. No hay ningún
trabajador, comerciante, empresario o profesional que haya
ganado tanto dinero en tan poco tiempo. Y uno se pregunta si
esas rentas extraordinarias no deberían gravarse también.
-¿A qué se refería cuando dijo que esa tasa de ganancia sólo
la tienen actividades no lícitas?
-A que se dice que las ganancias extraordinarias en el mundo
están dadas por el narcotráfico, la venta de armas o el
tráfico de órganos, pero es muy difícil que una actividad
comercial origine esa tasa de ganancia en ese tiempo y,
además, como uno ve lo que es el movimiento contable y a
partir de una realidad patrimonial y de un momento histórico
determinado. Eso sorprende e indigna. No es que uno no
quiera que la gente progrese o deba ser censurado el fin de
lucro. Vivimos en un sistema capitalista.
Ahora, encontrarnos con esta expresión de desfachatez del
aumento patrimonial... Esto habla de la fragilidad de los
mecanismos de control. Y de la fragilidad del funcionamiento
de los organismos judiciales.
Y tiene un alto impacto en la consideración ciudadana.
-Mas allá de la explicación formal del origen de estas
ganancias, ¿cree que hay indicios de corrupción?
-El Estado tiene mecanismos de control como los ministerios
públicos y la Oficina Anticorrupción. Son los encargados de
actuar, pero esto de comprar tierra pública a 6 pesos y
venderla a miles tiene, por lo menos, sanción moral. No sé
si se llamará corrupción. Es penoso. Pero es el mismo
criterio que han utilizado con los recursos naturales, con
el petróleo, con el gas...
-Usted formó parte del proyecto kirchnerista desde el
comienzo. ¿Qué es lo peor que le encuentra hoy?
-La práctica política de no creer en las ideas, en que no
hay que tener programas ni objetivos de gobierno, equipos.
Creer que se viene a inaugurar un tiempo histórico. Que el
otro es alguien que debe aceptar lo que yo digo y, si no, se
transforma en un enemigo.
En el discurso del 9 de Julio, la Presidenta estaba convocando
al diálogo, pero estaba diciendo: "Ustedes son unos pavos
que no se dan cuenta de todo lo bueno que hemos hecho y nos
han votado en contra. ¿Ahora quieren el diálogo? Bueno, van
a ver lo que es dialogar y que no nos va a ir tan bien". El
kirchnerismo no tuvo vocación ni voluntad política de
cambiar algo central: los patrones de acumulación y de
distribución de los años noventa. Acá lo que hubo es un
poder para Néstor Kirchner, no para transformar la
Argentina, para ser un país serio, para tener calidad
institucional.
Si hablamos de reforma política, lo primero que
hay que discutir es cómo se financia la política en la
Argentina.
-¿Comparte lo que dijo Kirchner acerca de que a él lo había
derrotado "la vieja política"?
- Es una negación absoluta de la
realidad. Es de un autismo o un cinismo ilimitados. En el
gabinete no hay ni cambio de nombres ni se anuncian cambios
de políticas.
-Usted lo conoce bien. ¿Siempre fue igual? ¿O cambió en
algún momento?
-Hay una limitación ideológica muy fuerte en Kirchner. Tiene
una concepción absolutamente rentística. El vivía en una
ciudad donde la actividad política estaba orientada a
discutir cómo se distribuía el presupuesto público. Y su
actividad es rentística: su patrimionio lo hace de
alquileres. De hecho, en la última declaración jurada
aparece que le han adelantado alquileres por 600 mil pesos.
Al que alquila sólo le interesa que le paguen el alquiler.
Se desconoce el fenómeno productivo y eso se termina
expresando en la vida política. Y lleva a una concepción
de que el que tiene la caja tiene el poder. Y como el poder
disciplina, si tengo la caja te disciplino desde ahí.
-Pero usted fue un aliado, alguien muy cercano. ¿Qué le
gustaba de él?
-Era un administrador del presupuesto de Santa Cruz, el más
eficiente desde 1983 hasta la fecha. Y había un escenario de
los noventa al que la provincia no se sumaba tan
alegremente. Pero comenzaba a pergeñarse un mecanismo muy
hegemónico de hacer política en Santa Cruz. Además de hacer
autocrítica, tengo que asumir las responsabilidades que me
tocan. También es cierto que los resultados electorales
indicaban que la gente aprobaba esto, pero cuando le
planteaba que había que hacer cambios, Kirchner me decía:
"¿Para qué vamos a cambiar? Fijate cómo nos va"
-Cuando fue gobernador, ¿había alguna indicación de
favorecer a empresarios amigos del poder?
-Los empresarios que ganaban las obras públicas eran los
que ya venían de antes. Estaba muy claro que la obra está
cartelizada. De la misma manera que lo estaba en Chubut, en
Río Negro, con los gobernadores militares. Esto no justifica
nada. Es un sistema que funciona desde siempre.
-¿Usted renunció por hartazgo o por presiones vinculadas con
negocios?
-Hay datos significativos. Nosotros
pagábamos 30 millones de pesos por mes en obra pública,
nacional y provincial. Nos fuimos y a los dos meses estaban
pagando más de 100 millones de pesos. No necesita
explicación.
Vayamos a los partes de tesorería...
-¿Para más obras o las mismas?
-No había más obras. Vaya a saber por qué... Para eso hay
jueces, fiscales, tribunal de cuentas. La gran discusión era
que yo me negaba a que le dieran adelantos financieros a las
empresas por el 25%del monto total de la obra, que la
directiva era que las empresas debían reintegrar ese
anticipo con un acortamiento de los plazos de obra y/o con
una redeterminación en los nuevos precios. O sea,
establecían una tasa de inflación que, se decía, no existía
en el país. Era poner facultades exorbitantes de la
administración pública en manos del contratista,
contraviniendo los principios del derecho administrativo y
los contratos de obra pública. Nada lo justificaba.
-¿Se puede sospechar en estos casos de un "robo para la
corona"?
-No sé... A ver...
-Por ejemplo, ¿el ministro Julio De Vido tenía incidencia en
eso?
- Seguro. Voy a quedar como que
estoy eludiendo las preguntas. Y lo que quiero decir es que
frente al poder, un ciudadano está absolutamente indefenso.
Yo dije que los jueces federales eran detestables y todavía
estamos litigando: tengo una condena por daños y
perjuicios en segunda instancia y estamos apelando ante la
Corte. La verdad es que te meten
miedo. Si me pregunta qué es lo que yo presumo, presumo que
sí, que hay un "robo para la corona". Quizá hay un juez que
dice que ésta es una opinión política, pero puede ser que sea un juez que participa de los mecanismos
del poder en la Argentina y me condene.
-¿Lo espían, lo persiguen?
-Claro, existe el hostigamiento:
que te escuchen los teléfonos, que te hackeen los mails. Una
vez, un periodista me pidió una documentación pública. Le
había dejado el sobre con la información y mi hijo me avisa
que habían pasado a retirarlo. Cuando hablo de nuevo con el
periodista me dice que él todavía no había ido a buscar el
sobre... Pero además, a gente allegada la dejaron sin laburo.
Funcionarios que me acompañaron no pueden trabajar en Santa
Cruz, ni los pueden emplear empresarios. Por eso uno demanda
un país con más calidad institucional, más justicia, más
libertad. Lo más grave es que yo pude haber legitimado un
esquema de funcionamiento de esta naturaleza. O con los
actos de corrupción. Aunque uno no es autor ni encubridor ni
nada, de alguna manera formó parte de un esquema. Y no me
pongo en víctima de nada.
-¿Usted sabe qué pasa con los famosos fondos de Santa Cruz
en el exterior?
-Yo asumí el 10 de diciembre de 2003 y había 507 millones de
dólares. Dos bancos administraban esos fondos, la Unión de
Bancos Suizos y el Credit Suisse. Cuando renuncié, había 537
millones. Habíamos comenzado a repatriarlos comprando 100
millones de dólares en Boden 2012, en ese proceso de ir
transformando esos activos en moneda extranjera y en bonos
del Tesoro de Estados Unidos en bonos de la deuda externa
argentina. Según la última rendición, de 2007, se gastaron
200 millones. Eso fue lo que se informó al tribunal de
cuentas al 30 de abril de 2008. La de 2009 no se conoce. No
se ha hecho pública. Lo que ahora surge es que la provincia
habría tomado un descubierto por el Banco Nación de 460
millones de pesos que estarían garantizados con los fondos
del exterior.
-¿Por qué tanto misterio?
-Hay una rendición de cuentas que se aprueba por ley en la
Legislatura, en mayo de 2003, por la cual se aprueba la
rendición que hace Kirchner, en la que dice que durante todo
este tiempo hemos ido tomando esta plata de los fondos
extraordinarios para los gastos presupuestarios. Pero no hay
contabilidad pública. No está acreditado el ingreso a rentas
generales, ni asentado en el libro mayor de ingresos. Cuando
se perciben las regalías de gas y de petróleo se dice que
estos fondos son activos financieros y, por lo tanto, tienen
naturaleza presupuestaria. Entonces se crea una comisión
multipartidaria para definir cómo se iba a invertir el
dinero. Y lo que se hizo con el dinero fue ponerlo en el
extranjero. Son actos legales, es válida esta rendición, y
eso operaría como un acto de amnistía hacia el
administrador. Los juristas deberían responder si es
legítima, válida o eficaz esa aprobación legislativa. Esto
es lo que ha generado un estado de sospecha que va a
perdurar por siglos.
-¿Los Kirchner están tratando de presionar para que renuncie
el gobernador de Santa Cruz, Sergio Peralta?
-La provincia pasó de tener superávit presupuestario -con
ahorro público que superaba los 2500 millones de pesos, sin
deudas con contratistas ni proveedores- a ser deficitaria,
consumir todos los ahorros y tener deudas con contratistas y
proveedores.
Pero hay un resultado electoral donde se lo pretende colocar a
Peralta como chivo expiatorio, y no lo es: en Santa Cruz la
sociedad votó, como en toda la Argentina, en contra de
Kirchner. De cada 10 votos, siete fueron contra él. Y,
además, en Santa Cruz se percibe que lo de Kirchner ha sido
la oportunidad perdida.
Y que después de que se vayan los Kirchner nos van a querer
cobrar una factura de una deuda que nosotros no contrajimos.
-¿Le parece que el proyecto kirchnerista está terminado?
-Sí. Kirchner ha roto su relación con la sociedad, y de
eso no se vuelve. Hoy existe poskirchnerismo, aun cuando al
Gobierno le vaya bien. Y ojalá que le vaya bien y que
este ensayo de diálogo alumbre algo superador.
La relación de la sociedad con Kirchner es la misma que
tiene con Menem. La de un tránsfuga político.
© LA NACION
MANO A MANO
Es
bastante raro encontrar un político que haya decidido volver
al llano sin entrar en la interminable espiral de cargos y
mandatos que no conocen de jubilaciones. Sergio Acevedo
estuvo en lo más alto del poder y fue uno de los principales
escuderos de Kirchner. Un "pingüino" de ley que dejó de
serlo cuando dijo que no y, según el estricto manual
kirchnerista, pasó a las filas enemigas. A veces insinúa
más de lo que asevera. Otras, está más cerca que nadie de
involucrar a sus ex aliados en hechos de corrupción. ¿Sabe
más de lo que dice? Obviamente. Pero dice mucho más que
ninguno que haya salido de las filas K. Y asegura que
también lo ha hecho ante la Justicia.
Se siente responsable de muchas cosas que han pasado en su
provincia. Por momentos, la charla de dos horas y 34 minutos
pareció una sesión de terapia en la que descargaba su
decepción, sus miedos, sus seguridades. Me pareció sincero,
sencillo, con conceptos claros y sentido común. Sus relatos
sobre cómo lo espían y hostigan son impactantes. Ojalá no
le pase nada después de esta nota: sus últimas críticas al
Gobierno, hace pocos meses, dejaron sin trabajo a una
persona muy allegada a él que trabaja en un ministerio
nacional.
Entrevista
de Ricardo
Carpena, reproducción textual. Diario La Nación.