16 de Julio de 2009
EL PERSONAJE:
AMADO BOUDOU, Ministro de economía
·
Profesión :
economista
·
Edad :
46 años
·
Origen :
nació en Capital Federal, pero se crió en Mar del Plata
Aimé, como lo conocen desde la infancia, viene de una familia de
clase media acomodada. Su padre, Amado, era un arrendatario
de campos que se quedó con la propiedad del terreno,
aprovechando la ley de alquileres de Perón. Es buen jugador
de golf (12 de handicap), hobby en el que se inició en el
coqueto Mar del Plata Golf Club, y también juega al tenis en
el Darling Tenis Club, ubicado en las calles Brasil y Huergo.
Apenas habían pasado algunas horas de la derrota electoral y
reunidos en Rufino, el bar del barrio de Núñez que convoca
todos los miércoles a modelos y a aspirantes fashion, los
amigos habían empezado a festejar por adelantado lo que a
esta altura era un secreto a voces en el seno del Gobierno.
Mientras
Jorge "Corcho" Rodríguez,
un íntimo del grupo, cantaba temas de
Pappo, las miradas de quienes compartían la
mesa central se cruzaban con las de personajes como
Marcelo Tinelli, Adrián Suar, el actor Guillermo Francella y hasta
el futbolista Diego "Cholo" Simeone.
El festejo siguió el jueves en Santino y se extendió, dos
días después, el sábado a la noche en el cumpleaños que
el
heredero del Banco Macro Jorge Brito (h.)
hizo en el Hotel
Faena en Puerto Madero, tenía como centro a quien 72 horas
más tarde fuera designado como
flamante ministro de Economía
de Cristina Fernández: Amado Boudou.
Sus amigos eran testigos de que Aimé, como lo conocen desde
chico en su Mar del Plata de la infancia (mote que surge de
traducir su nombre al francés y que heredó de su padre,
también de nombre Amado), venía coqueteando con la idea de
hacerse cargo de un Ministerio desde hace meses. Siempre le
gustó el alto perfil, subrayan quienes lo rodean.
Ya de joven, cuando estudiaba Economía en la Universidad
Nacional de de Mar del Plata (obtuvo un promedio de 8,19),
se destacaba como dirigente de
Unión para la Apertura
Universitaria (UPAU), el brazo político de la Ucedé en los
centros estudiantiles de las distintas facultades del país.
Su par, en la Facultad de Derecho, era el también
marplatense Ricardo Echegaray, hoy al frente de la AFIP.
Corrían los años '80, y con la gestión de
Raúl Alfonsín
como
telón de fondo, las ideas por las que luchaba este grupo de
jóvenes de la UPAU, estaban más alineadas con las que luego
implementaría el menemismo en los '90, como fue la
privatización de los servicios públicos.
Aunque, recuerdan representantes de otras fuerzas, "en la
universidad nunca ganaron una elección". Todo, pese al gran
carisma de Boudou, que es descripto por varios de sus ex
compañeros de Economía como "extremadamente simpático y
jovial".
Una figura del radicalismo marplatense lo definió en pocas
palabras: "Aimé ha
sido siempre un tipo entrador, un encantador de serpientes".
Era, después de todo, uno de los responsables del
boliche de
mayor éxito en la costa atlántica: Frisco Bay.
Allí, Boudou
pasaba música y se encargaba de convocar los viernes a
algunos de los principales grupos de música nacional. De esa
época arrastra una de sus aficiones, como es la colección de
guitarras eléctricas (tiene más de 12), que toca de vez en
cuando. Alguna vez se lo vio, guitarra en mano, en los shows
de fin de año de la Anses.
También adquirió fama de galán,
que alimenta con su eterna soltería.
Aimé era realmente bueno en el manejo de las
relaciones públicas y, de hecho, montó en su juventud un
negocio de organización de eventos. Su broche de oro fue la
producción de un recital playero denominado Rock in Bali,
que todavía hoy evocan muchos marplatenses. Fueron cuatro
ediciones, con más de 15.000 personas cada una, en las que
participaron grupos de la talla de Soda Stereo, Sumo, Virus,
Los Violadores, que ya eran furor en los frescos años de la
democracia.
Frisco Bay quedaba a pocos metros de la ruta 88, camino a
Necochea, lejos del bullicio de La Feliz, pero pegada al
basural de la
empresa de recolección de residuos Venturino
Eshiur,
en la cual Boudou hizo sus primeros pasos en el
sector privado. Su hermano Juan estaba por ese entonces de
novio con
una hija de Venturino, Verónica.
El economista ingresó en 1990 en el departamento comercial,
y sólo dos años más tarde, a los 30 años, se hizo cargo de
la gerencia general de la compañía. En el puesto, sin
embargo, duró hasta 1995, cuando la empresa quebró luego de
que uno de sus grandes clientes municipales le rescindió el
contrato. Una versión de la historia cuenta que
el entonces
intendente Mario Russak le sacó la mitad de la zona que
cubría la empresa por falencias en el servicio.
Una fuente consultada recordó una anécdota para ilustrar
cómo gestionaba la empresa. Boudou y otros ejecutivos de la
firma esperaban un vuelo de Capital Federal por cuestiones
de negocios. Pero el avión se demoró. Durante la espera tocó
pista una aeronave que hacía escala en Mar del Plata y
seguía para Bariloche. "Vamos a Bariloche", tentó a sus
compañeros que, como él, vestían de traje y no llevaban
equipaje alguno. No tardó en convencerlos. "A Aimé era
difícil decirle que no", insistió la fuente.
Junto con algunos conocidos, Boudou participó luego de la
fundación de
otra empresa de recolección de residuos en la
costa atlántica, llamada Ecoplat,
en la cual se encargaba de
la gestión y cobro ante los municipios. Un ex intendente
aseguró que "nunca habían tenido problemas con él".
Camino a la ciudad
De la mano de
un amigo de la Facultad de Ciencias
Económicas, Benigno Vélez, Aimé llega
en 1998 a
la Anses. (Más tarde, Vélez terminaría siendo su
subordinado.) "Empezó en la Anses de abajo, como analista, y
fue subiendo. Porque hasta 2002, la Anses no existía y casi
no había economistas. Pero con la devaluación, empezó a caer
la plata y hacía falta gente con conocimiento técnico",
relata alguien que desde hace tiempo merodea los pasillos
del organismo previsional. La necesidad de perfeccionarse lo
llevó a realizar un máster de Economía. La universidad
elegida fue
el CEMA, cuna del neoliberalismo, y de la que se
destacan como exponentes
el ex titular del Banco Central
Pedro Pou, el economista Jorge Avila o el ex ministro de
Economía Roque Fernández.
No sólo logró el título de magíster en 2003, sino que siguió
como miembro académico de la institución, como profesor
titular de Análisis Económico de la Empresa. También comenzó
un doctorado, que nunca terminó.
Claro que, su mayor logro para el kirchnerismo -la
eliminación del sistema privado de AFJP- fue luego lo que lo
alejó definitivamente de la institución educativa. Tanto
que, apenas asumió como ministro, circuló entre los
profesores del CEMA un mail en
el que se hacía referencia a Boudou como un "yuyo". No hace
falta que los docentes o alumnos de la universidad aclaren
que están en contra del pensamiento del hombre que hoy no
forma parte del núcleo más íntimo de
Néstor y Cristina (copado
casi exclusivamente por
el ministro de
Planificación, Julio De Vido, y por el secretario de Legal y
Técnica, Carlos Zanini),
pero sí está muy bien considerado
por la Presidenta.
"Boudou tiene la habilidad innata para poder expropiar
decenas de millones de pesos a los jubilados y lograr que el
Congreso se lo apruebe", ironizó un economista consultado.
Con todo, un miembro del Consejo Superior del CEMA,
reconoció que "se lo respeta como docente, porque tenía una
muy buena calificación entre sus estudiantes". Todos los
años, los alumnos llenan una planilla con un cuestionario y
Boudou siempre salía bien evaluado, por encima del promedio.
"Esto indica que es una persona con una gran habilidad
expresiva, pero -continuó- no es lo mismo tener habilidad
como docente que tener habilidad técnica. Esto se mide por
los trabajos publicados y no le conozco antecedentes
importantes."
En paralelo al CEMA, Boudou nunca descuidó su trabajo en la
Anses. Allí conoció a su gran impulsor dentro del
kirchnerismo, que fue Sergio Massa. Mientras se desempeñó
como titular de la Anses, Massa confió en Boudou como en su
mano derecha. Su protegido, agradecido, lo reconocía como
"padrino" y hasta dejó de lado la camiseta del Alosivi de
Mar del Plata para hacerse hincha de Tigre, cancha a la cual
asistía regularmente con su mentor. No dudó así Massa en
sugerirlo como su reemplazante, cuando dejó el timón de la
Anses para asumir la Jefatura de Gabinete.
Pero hoy, su amistad estaría desgarrada, dicen quienes más
los conocen. Boudou supo encontrar rápidamente un atajo a la
Casa de Gobierno, a espaldas de quien había sido su mentor,
y las vueltas de la vida hicieron que ingresara triunfante
al gabinete de Cristina, al tiempo que el ex intendente de
Tigre carga con el peso de la derrota electoral del
oficialismo.
En la última entrevista que Boudou dio a LA NACION, apenas
había asumido como jefe de la Anses y había anunciado el fin
de las AFJP, quedó en evidencia el resquebrajamiento de la
relación. Se decía entonces que Massa no estaba de acuerdo
con la medida (incluso él había dejado trascender días antes
a los medios que el Gobierno planeaba un esquema de bifondos
para las AFJP). Consultado sobre esas supuestas
discrepancias, Boudou las negó tajantemente. Esgrimió, a
modo de prueba, que ese domingo irían con Massa a ver a
Tigre contra Huracán. Pero el partido se estaba jugando ese
mismo sábado, mientras transcurría la entrevista.
Aimé , sin embargo, mantiene una excelente
relación con uno de hombres clave del núcleo pingüino: Julio
De Vido. Fue con dinero de la caja jubilatoria que el
Ministro de Planificación financió algunos de los proyectos
de infraestructura más importantes de esta gestión, como la
finalización de la central de Atucha II, las centrales
térmicas de Ensenada y Santa Fe, y la de Pilar, cuya
construcción está en manos de Electroingeniería, una empresa
ligada al kirchnerismo.
Aunque la relación entre ambos había comenzado antes de que Aimé se
transformara en el número uno de la Anses. En diciembre de
2003, Boudou pidió licencia en el organismo previsional para
acompañar al
intendente del Partido de la Costa, Juan De
Jesús. Aimé ya
lo había apoyado durante la campaña y asumió la Secretaría
de Hacienda del partido. Mientras estaba en funciones, avaló
con su firma un estratégico (y finalmente, polémico) Plan
Federal de Viviendas que lanzó con el mismísimo De Vido.
Abundan en Internet los artículos periodísticos que hablan
luego del escándalo que envolvió la operación. De las 486
casas que debían ser construidas en las localidades de Mar
de Ajó, San Clemente y San Bernardo sólo se terminaron menos
de 100 hasta 2006, año en el que se había estipulado la
concreción de la totalidad del plan. En el medio,
la empresa
adjudicataria de la obra, Cantera FC, abandonó el proyecto
sin argumentos. Ya había cobrado 73,9% de lo presupuestado
(más de $ 20 millones). No obstante, una investigación que
comprometía a Boudou fue archivada meses atrás en el Concejo
Deliberante, con el voto mayoritario del oficialismo.
Cercanos al ministro de Economía aseguran que si bien el
proyecto contaba con su firma, él ya no formaba parte de la
gestión cuando se desató el escándalo.
Perspectivas en danza
En principio, para Boudou, el Palacio de Hacienda sería sólo
un paso intermedio para lograr otros objetivos, como la
intendencia de Mar del Plata (su corazón está ahí, al igual
que sus presuntas inversiones inmobiliarias más recientes),
o la Jefatura de Gobierno la ciudad de Buenos Aires, para la
cual estaría trabajando de cara a 2011, algunos dicen, de la
mano del
flamante secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi.
Boudou nació en la Capital, se crió en Mar del
Plata, vota en Saavedra, tiene domicilio en Palermo y vive
en Puerto Madero, donde se lo puede ver los fines de semana
en su moto Harley-Davidson.
Ahora es una incógnita si en su nuevo puesto privilegiará
sus genes liberales o su adoctrinamiento "nacional y
popular". Deberá resolver si sigue avalando sin
cuestionamientos las beleidades del controvertido Guillermo
Moreno, como hizo cuando estaba en la Anses, que financió
desde el rescate de
la papelera Massuh
hasta el de
la automotriz General Motors,
o si se le planta en firme. También está por verse si su
carisma y magnetismo son lo suficientemente fuertes como
para sortear la tozudez de Néstor Kirchner, quien en las
sombras todavía maneja las riendas de la economía. Este es
el paso previo para empezar a soñar con más.
Florencia Donovan, para
el diario La Nación, con la colaboración de Darío
Palavecino y Silvia Stang.