08 de Septiembre de 2008
En muchos lugares del país
el sistema de salud pública está al borde del colapso porque
a la creciente demanda se suman los incrementos de costos
por la inflación
Las
más de 100 millones de consultas anuales que reciben los
hospitales y centros de salud pública, los problemas
presupuestarios y el encarecimiento en los
costos de los insumos pusieron en una
encrucijada al sistema sanitario argentino, a pesar del
sostenido crecimiento económico del último lustro.
Así lo revela un informe elaborado por
la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI)
con vistas al XI Congreso Argentino de Salud, que se
realizará entre el jueves 18 y el viernes 19 de septiembre
próximo en Salta.
De acuerdo con ese trabajo preliminar,
el conurbano bonaerense y varias provincias del norte
argentino son las zonas más "calientes" en materia
sanitaria, y ponen presión sobre un sistema, que se ve
superado por la demanda, y con frecuencia falto
de presupuesto y personal.
El aumento de salarios, pero sobre todo
la fuerte suba en los insumos, los estudios de alta
complejidad, las drogas farmacológicas y el material
descartable, pusieron en jaque las estructuras sanitarias en
general, y el sistema público en particular, consigna el
estudio de ACAMI.
Sólo el sistema de salud pública de la
provincia de Buenos Aires, con 14 millones de habitantes,
debe atender más de 45 millones de consultas anuales, en
tanto que en la Ciudad de Buenos Aires, con una población de
3 millones, se originan casi 10
millones de consultas.
La atención médica en una estructura
hospitalaria rebasada --que no logra hacer frente a la
superpoblación de pacientes-- es un fenómeno potenciado en
el Gran Buenos Aires, donde ya viven unos 9 millones de
personas.
Por ello, muchos habitantes del
conurbano bonaerense optan por atenderse en hospitales
públicos porteños, donde aproximadamente el 35 % de los
pacientes procede del Gran Buenos Aires.
Así, en los últimos diez años creció 28
por ciento la demanda de atención en los hospitales públicos
porteños, en los que un turno con un especialista puede
requerir uno o dos meses y para una cirugía programada debe
esperarse con frecuencia mas de un año.
El tema surge de investigaciones
previas al XI Congreso Argentino de Salud, que este año se
desarrollará en Salta entre el 18 y el 19 de septiembre
próximo, organizado por la Asociación Civil de Actividades
Médicas Integradas (ACAMI), que nuclea a los
prestadores sin fines de lucro e
integran CEMIC, FLENI, OSDE y los hospitales Alemán,
Británico e Italiano, entre otras instituciones del sistema
de salud.
El mejor aprovechamiento de los
recursos disponibles y el gasto per cápita será uno de los
temas clave que se discutirán en el Congreso.
De acuerdo con los datos del Ministerio
de Economía, existe manifiesta inequidad, y –por ejemplo- el
gasto por habitante en las provincias de Neuquén y Santa
Cruz quintuplica el de provincias como Córdoba, Corrientes o
Misiones.
El sistema sanitario es una de las
pautas más notorias de la inequidad social: mientras el 97
por ciento de los hogares de clase alta tiene cobertura de
salud, entre los de menores recursos apenas el 30 % tiene
alguna cobertura y el 70 % se atiende exclusivamente en
hospitales o salas de urgencia públicas.
La falta de cobertura se agrava porque
al desempleo, que todavía afecta al 8 por ciento de la
población económicamente activa, se le suma el porcentaje de
personas que trabajan en negro, que supera el 35 por ciento
y, encima, no cuentan con
descuentos para la compra de
medicamentos, lo que implica una carga mayor para estos
sectores.
Al mismo tiempo, buena parte de los
habitantes que se deben atender en el hospital público
pertenece a los grupos más vulnerables: el 10 por ciento son
mayores de 65 años, mientras que otro 28 por ciento tiene
menos de 15 años.
Según el Barómetro de la Deuda Social
Argentina elaborado por la Universidad Católica, el 46 por
ciento de las atenciones de pacientes de clase media se hace
a través de una obra social, mientras que en el caso de los
estratos bajos apenas el 12,4 se atiende a través de ese
tipo de prestaciones.
En el área metropolitana, el 61 por
ciento de las personas de menores recursos se atienden en
hospitales públicos. En cambio, en los estratos medios
apenas el 14 por ciento lo hace en centros asistenciales de
la esfera estatal.
La zona del país con situación
sanitaria más deficiente es la conformada por Formosa y
Chaco, donde el 65 por ciento de la población carece de
cobertura y debe atenderse con una infraestructura
hospitalaria muy pobre.
También Santiago del Estero, con el 64
por ciento de habitantes sin cobertura; Chubut, 62; y Salta,
60; son otras de las provincias que soportan las mayores
dificultades.
Para Marcelo Mastrángelo, presidente de
ACAMI, la sanidad pública no sólo debe superar la
desinversión, sino afrontar asimismo la suba del
equipamiento médico de producción nacional que aumentó un
82% sólo en el 2002, y mantuvo la tendencia alcista
hasta llegar a un incremento del 136%
en el 2008.
El panorama se agrava ante la falta de
camas y tecnología. "El sector público que representa
aproximadamente el 60 por ciento de la oferta total de camas
en el país, dispone de 2,3 camas por cada 1000 habitantes,
indicador notoriamente inferior al registrado en los países
desarrollados donde alcanza las 8,5 camas por cada
1000 habitantes" afirman desde ACAMI.
La ministra de Salud, Graciela Ocaña,
admitió esas carencias en el Gran Buenos Aires, y alertó que
en el partido de La Matanza, sumando las camas públicas y
las del sector privado, hay 0,4 cama cada mil habitantes,
mientras la Organización Mundial de la Salud establece una
relación que debe ser del 6,3, como promedio.
El Ministerio de Salud de la Nación
computa que en el 2000, en el área de la Ciudad de Buenos
Aires y el conurbano se contaban con más de 60 instituciones
privadas, cuyo tamaño era superior a las 60 camas
hospitalarias de atención general de agudos.
Estas instituciones proveían al sector
salud de 8.800 camas. Considerando las entidades más
importantes que quebraron entre el 2000 y el 2006, surge que
la región metropolitana habría perdido con la crisis el 23%,
es decir, 2.000 camas aproximadamente.
Desde la cartera de Salud se considera
que revertir esta situación, requerirá una inversión de unos
5 mil millones de pesos, para la construcción de hospitales
y salas en todo el país, al tiempo que son necesarios unos
500 millones para reparar el
actual deterioro.
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