16 de Febrero de 2009
El destino de los regalos que recibieron los presidentes
argentinos de los últimos 10 años sigue siendo uno de los
tantos secretos que guarda el poder. Nueve meses después de
que el Gobierno anunciara la creación de un registro de
obsequios presidenciales, según lo estableció la ley de ética
pública de 1999, el sistema no funciona.
Esta semana
la presidenta Cristina Kirchner
llegó de su viaje a España con dos tesoros, por lo menos
culturales, en sus valijas: un ejemplar facsímil de la
Constitución española de 1812 y un ejemplar con encuadernación
de lujo del Quijote. Los regalos, que recibió de manos de las
autoridades del Congreso de ese país, reavivaron la polémica
por los obsequios que Cristina Kirchner y sus antecesores no
registraron.
El tema había saltado a la tapa de los diarios
en mayo de 2008, cuando el empresario mexicano Carlos Slim
visitó la Casa Rosada y le obsequió a la Presidenta una
computadora Mac Book Air, cuya versión básica costaba en ese
momento en el mercado 3300 dólares.
Organizaciones dedicadas a la transparencia denunciaron que el
presente no entraba en la categoría de "regalos protocolares"
que permite aceptar la ley, y que nunca se había creado el
registro donde, según la misma ley, los funcionarios deberían
dejar sentados qué regalos recibían y cómo serían incorporados
al patrimonio del Estado.
Al fragor de las críticas y por pedido de la Secretaría
General de la Presidencia, la Oficina Anticorrupción (OA)
redactó un anteproyecto de reglamento de obsequios a
funcionarios públicos, que todavía puede leerse en su página
web, pero que no entró en vigencia.
La última semana Poder Ciudadano, la ONG que sigue más de
cerca el tema, le pidió al nuevo titular de la OA, Julio
Vitobello, que pusiera en marcha el registro. "La falta de
reglamentación del artículo 18 de la ley de ética pública [que
fija la creación del registro de regalos] obstaculiza la
efectividad de la legislación vigente y de las convenciones
internacionales de lucha contra la corrupción ratificadas por
el Estado argentino", dice la nota de Poder Ciudadano.
Ante la consulta de LA NACION, la OA informó
que había recibido el pedido y que trabaja en el tema, pero
que era una de las "múltiples cuestiones reatrasadas"
pendientes desde la gestión anterior.
En la Casa Rosada, en cambio, guardaron silencio sobre el
destino de los regalos que recibió la Presidenta en los 14
meses que lleva de mandato. Tampoco se sabe qué suerte
corrieron los obsequios que llegaron a manos de sus
antecesores Néstor Kirchner, Eduardo Duhalde y Fernando de la
Rúa. Cuando ellos gobernaban, la ley 25.188, o de ética
pública, ya había sido sancionada, pero ninguno reglamentó el
estratégico artículo que creaba el registro de regalos.
Para Laura Alonso, directora de Poder Ciudadano, esa decisión
"revela la falta de interés que hubo en promover una efectiva
política de integridad en la administración pública en todos
estos años".
Para comprender el tema, hay que considerar
que, por reglas generales de protocolo y cortesía, el
intercambio de presentes es moneda corriente entre presidentes
y funcionarios.
Las giras por el exterior, las audiencias importantes en la
Casa Rosada y hasta los actos oficiales van acompañados de
regalos, protocolares y no tanto.
Generoso
A principios del año pasado, la Presidenta se
llevó una gran sorpresa cuando, en una visita a Salta, un
simpatizante que se identificó como Carlos Sampedro le acercó
un paquetito. "¿Qué es?", le preguntó. "Una esmeralda",
contesó Sampedro, ante la mirada atónita de la Presidenta, que
le dio las gracias dos veces y se quedó con el presente.
"La ley autoriza a recibir y derivar al Estado sólo regalos
protocolares, y ni la esmeralda ni la computadora de Slim ni
las joyas que le regaló Antonio Banderas entran en esa
categoría", se quejó Alonso.
En cambio, sí podrían considerarse regalos
protocolares los libros que Cristina Kirchner recibió en
España, o los aros y el collar que le regaló su par boliviano
Evo Morales, tallados en plata y con piedras "bolivianistas",
una rara mezcla de amatista y citrino que sólo se encuentra en
su país.
Igual puede definirse el gorro de piel de zorro
que el presidente ruso Dimitri Medvedev le regaló cuando
visitó Moscú, en diciembre pasado. Y la lista podría seguir.
Qué dice la ley
- Ética pública: la ley 25.188
fue sancionada a mediados de 1999 y, desde entonces, regula el
ejercicio de la ética de los funcionarios públicos.
- Prohibido: dice que los
funcionarios "no podrán recibir regalos, obsequios o
donaciones, sean de cosas, servicios o bienes, con motivo o en
ocasión del desempeño de sus funciones". Aunque sí les permite
recibir regalos de cortesía, les prohíbe que se queden con
ellos.
-
Permitido:
"En el caso de que los obsequios sean de costumbre
diplomática, la autoridad de aplicación reglamentará su
registración y en qué casos y cómo deberán ser incorporados al
patrimonio del Estado para ser destinados a fines de salud,
acción social y educación o al patrimonio histórico-cultural",
dispone la norma.
- La autoridad de aplicación:
la
resolución 17 publicada durante el año 2000 por el Ministerio
de Justicia dice que "la Oficina Anticorrupción ejercerá las
facultades conferidas como autoridad de aplicación de la ley
25.188".
Reproducción textual de la columna de
Laura Capriata, para el diario La Nación.
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