TENER LEYES CONTRA
EL HAMBRE Y
ACCIONES CONCRETAS!

14 de Enero de 2009

En Jujuy, junto al cura Jesús Olmedo, Pérez Esquivel, al frente de una huelga de hambre contra el hambre.

El Premio Nobel se sumó a la protesta "por tiempo indeterminado y hasta las
últimas consecuencias".

Quieren hacer reflexionar al Gobierno Nacional y también Provincial; Eduardo Fellner, el gobernador, "es una persona que ignora a los pobres, al pueblo Coya, y no se dignó a recibirnos nunca" dijo el cura.

El Premio Nobel de la Plaz Adolfo Pérez Esquivel y el sacerdote católico Jesús Olmedo encabezan desde hoy y junto a unos 300 manifestantes una huelga de hambre "por tiempo indeterminado y hasta las últimas consecuencias" en protesta a la lamentable situación que padece la comunidad de La Quiaca, en la provincia de Jujuy.

El padre Olmedo, que reliza trabajos de ayuda a los pobres en Jujuy, denunció que "el 60 por ciento" de la población de esa provincia vive bajo la línea de pobreza y en la indigencia, y que pese a las reiteradas visitas de equipos del ministerio de Desarrollo Social de la Nación, "nada" ha llegado de ayuda en el último año.

"La presidenta Cristina Kirchner anunció planes de obras, entonces que se juegue por la Provincia y haga obras aquí, para que la gente tenga trabajo digno, y se construyan escuelas y viviendas que tanto se necesitan", pidió el sacerdote en diálogo con radio Continental.

"Hacemos la huelga porque todo este año tuvimos muchos problemas sociales de pobreza extrema, y los planes sociales no alcanzan a mucha gente: todo el año nos movilizamos e intentamos negociar con los gobiernos provincial o nacional y la única respuesta fue el silencio o la represión", dijo el cura.

El religioso señaló que si bien la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner, envió a numerosos equipos que hicieron relevamientos de las necesidades de la población, hasta el momento "nada se concretó".

En cuanto al gobernador jujeño, Walter Barrionuevo, el religioso lo definió como "una persona que ignora a los pobres, al pueblo Coya, y no se dignó a recibirnos nunca". Crítica de la Argentina.

 

UN CURA A LA CABEZA EN LA LUCHA CONTRA LA POBREZA Y LA INDIGENCIA CRÓNICA!!
 

El Gobierno tiene la obligación de dar una respuesta”, dice el padre Olmedo al comenzar una huelga de hambre.
Lo acompaña Adolfo Pérez Esquivel.
Desnutrición y pobreza extrema, la postal de todos los días.  

El padre Olmedo, en una de las tantas manifestaciones que realizó en su lucha contra la pobreza
El padre Olmedo, en una de las tantas manifestaciones que realizó en su lucha contra la pobreza | Foto: Cedoc

La situación en la Quiaca, dicen sus pobladores, es insostenible. La respuesta de las autoridades -tanto a nivel provincial como a nivel nacional- a las necesidades de sus habitantes, es nula. Por eso, al menos 400 personas, encabezadas por el cura Jesús Olmedo y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, decidieron comenzar esta mañana una huelga de hambre para denunciar la situación de extrema pobreza y la desnutrición infantil y para pedir por trabajo digno.

“Queremos que el Gobierno se de cuenta de que la situación que atraviesa La Quiaca no es una broma. Ellos tienen obligación de venir y dar una respuesta”, aseveró Olmedo en diálogo con Perfil.com. Para el cura, si bien todavía no han recibido ayuda por parte de la Casa Rosada, el “gran responsable es el gobierno provincial y su gobernador”, Walter Barrionuevo.

Los motivos que empujaron a los jujeños a llevar adelante la huelga de hambre, organizada por la Multisectorial local -una agrupación que reúne a organizaciones sociales y sindicales- aglutinan la falta de respuesta a los constantes pedidos de asistencia social y la necesidad urgente de la intervención de las autoridades.

“La puna y La Quiaca son zonas de una pobreza extrema para muchas familias. Durante todo el año los pobladores han tratado de hablar con el gobierno, pero no hay respuesta. Los planes sociales no alcanzan, no hay viviendas y hay hacinamiento. El gobierno tiene que emplear fuertes medidas sociales”, explicó el sacerdote.

Por medio de la huelga de hambre, que los pobladores van a mantener hasta obtener una “respuesta satisfactoria”, los jujeños luchan por trabajo genuino: un plan de viviendas y la construcción de cooperativas para llevar adelante obras públicas como la construcción de caminos, puentes y escuelas, tan necesarias para la zona. “La gente quiere vivir con dignidad. La gente quiere de una vez por todas que el gobierno se preocupe de forma real, concreta y satisfactoria”.

Años de lucha, años de indiferencia. Si bien ha habido respuestas parciales, como algunos planes sociales, el padre Olmedo asegura que no es suficiente. El compromiso tampoco ha sido, se desprende de su relato, sostenido y completo. “Hay que reconocer que un grupo de asistentes sociales vinieron de parte de Alicia Kirchner, pero nos llama la atención que quedo todo en el silencio, porque tenían que venir en diciembre y no vinieron”. “Han despreciado al pueblo, el gobernador de la provincia no ha escuchado sus reclamos e incluso han habido dos represiones”, agregó el cura con indignación.

El apoyo de Pérez Esquivel. El Premio Nobel de la Paz se mostró decidido a "apoyar cualquier tipo de medida de fuerza que se lleve adelante en la puna por la dignidad de los seres humanos que están quedando fuera del sistema".

Al respecto, reclamó al "gobierno de la señora presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) que escuche el clamor de los pobres" que habitan la región jujeña, muy cerca de la frontera con Bolivia.

Además de la huelga de hambre, que será por tiempo indefinido -la salud de quienes participarán será responsabilidad del gobierno nacional, aseguraron-, los organizadores anunciaron la instalación de carpas frente al edificio comunal, ubicado en el cruce de las calles Rivadavia y Pellegrini, y en el patio de la parroquia Nuestra Señora del Socorro.

Una lucha con antecedentes. No es la primera vez que se realiza en La Quiaca una medida de lucha encabezada por el padre Olmedo. El sacerdote participó en diferentes acciones de protesta por la situación social de la zona y, entre ellas, simbolizó crucifixiones. Además, tiene a su cargo decenas de comedores comunitarios que alimentan a 4.000 niños de hasta 12 años. "La Quiaca nuevamente se pone de pie para luchar por los derechos de los pobres excluidos a través de una medida extrema", expresó Olmedo a la prensa.