11 de Noviembre de 2008
La gota de agua:
apenas dos semanas antes de que el procurador general de la
Nación limitara el poder de la Fiscalía de Investigaciones
Administrativas, el fiscal Manuel Garrido había denunciado
al funcionario del momento, Amado Boudou, el director de la
ANSES que se convirtió en estrella del kirchnerismo con la
estatización del sistema previsional. Garrido lo acusó de
malversación de caudales públicos, desobediencia, violación
de la Ley de Ética Pública e incumplimiento de deberes del
funcionario público. Después de cinco años de soportar las
denuncias del fiscal, el vaso de la paciencia K rebasó.
Ahora, si un juez de primera instancia desestima la
denuncia, la FIA no podrá apelar y la investigación sobre
Boudou se ahogará en el olvido.
La historia que terminó con la
resolución de Esteban Righi que restringió el poder de la
FIA para investigar hechos de corrupción comenzó con una
cifra: 1.336.257.806 pesos. Se trata de los fondos que la
Administración Nacional de la Seguridad Social debía
enviarle a Córdoba para financiar la Caja de Jubilaciones
provincial y que nunca depositó. O lo que es peor: se trata
de una deuda del Estado nacional con ese distrito que la
ANSES ocultó deliberadamente, según detectó la auditoría de
la Defensoría del Pueblo de la Nación que dio origen a la
denuncia de Garrido.
EL CASO. En abril de este año, el
defensor del Pueblo, Guillermo Mondino, inició un expediente
para establecer el estado de las transferencias de la ANSES
a la Caja de Jubilaciones cordobesa. Mondino solicitó la
información, pero Boudou se la negó. En Córdoba afirmaban
que les debían al menos 500 millones de pesos.
El 5 agosto, Mondino envió a un grupo de funcionarios al
edificio de la ANSES para obtener la documentación.
Nuevamente, Boudou denegó la información. La misma escena se
repitió al día siguiente con un agregado: el director
ejecutivo de la ANSES aseguró que la Nación no tenía ninguna
deuda con Córdoba, a diferencia de lo que sostenía el
gobernador Juan Carlos Schiaretti, por esos días enemigo
declarado de la Casa Rosada.
El defensor del Pueblo pidió intervención judicial. El
juez federal Norberto Oyarbide habló por Mondino y le ordenó
a la ANSES abrir sus libros. En septiembre, y ya con los
papeles en la mano, el equipo de la Defensoría del Pueblo
llegó a una conclusión: entre el 1 de enero de 2000 y el 31
de julio de 2008, la Nación había acumulado una deuda de
2.013 millones de pesos con la provincia. Mondino, entonces,
le recomendó a la ANSES que normalizara las transferencias
utilizando los recursos que para ese fin estaban asignados
en el Presupuesto 2008.
Boudou dijo que “ni”: pasó de hablar de la deuda inexistente
a admitir que en realidad le debían a Córdoba 676.994.474
pesos. Pero faltaban 1.336.257.806 pesos que, habiendo sido
asignados en el Presupuesto para ese fin, nunca llegaron a
su destino. Las transferencias a la Caja de Jubilaciones
estaban suspendidas desde septiembre de 2007 y, según la
Defensoría del Pueblo, esa decisión “no respondía a
fundamento alguno y era arbitraria”.
La reticencia de Boudou a brindar información de carácter
público, su negativa a girar los fondos y la arbitrariedad
para dictar medidas administrativas, motivaron la denuncia
que Mondino presentó ante la Fiscalía de Investigaciones
Administrativas. El defensor del Pueblo pidió que se
indagara al funcionario K por cuatro delitos: “Desobediencia
por la férrea y reiterada negativa de la ANSES en
responder”; “incumplimiento de los deberes de funcionario
público” por no solicitar la remisión del dinero
presupuestado; “malversaciones de caudales públicos”, por
destinar el dinero reclamado a una finalidad no prevista en
la ley, y violación de la Ley de Ética de Pública, por
incumplir con su obligación de “mostrar la mayor
transparencia en las decisiones adoptadas sin restringir
información”.
El fiscal de Investigaciones Administrativas hizo suya
la auditoría de Mondino y le dio curso a la denuncia.
“Existirían elementos de conocimiento suficientes para
suponer la posible comisión prima facie de delitos de acción
pública”, afirmó Garrido. El expediente se abrió en el fuero
Criminal y Correccional Federal el 22 de octubre, un día
antes de que la Presidenta anunciara el fin de las AFJP.
Hoy, Amado Boudou está cerca de heredar los más de 85 mil
millones de pesos de ahorros que administra el sistema de
capitalización. La denuncia no se lo impedirá. La reciente
decisión del procurador general, Esteban Righi, de limitar
las funciones de la FIA, restringió las posibilidades de
Garrido para impulsar la causa. Ésa fue la última de las 46
denuncias penales contra funcionarios kirchneristas que
presentó la FIA desde 2004 y que esta semana fueron
condenadas al archivo.
Critica De la Argentina
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recortan facultades al ente
anticorrupcion
Para el fiscal Garrido “esto es un problema
institucional”
El periodista y columnista de PERFIL
entrevistó ayer por la mañana en su programa radial, que
sale al aire por AM Del Plata, al fiscal de Investigaciones
Administrativas, Manuel Garrido, a quien el procurador
general de la Nación, Esteban Righi, le restringió la
posibilidad de continuar investigando a funcionarios del
gobierno de CFK.
Garrido. Comandó las
principales causas contra el kirchnerismo.
—Estoy
preocupado por esto. ¿Qué significa?
—Significa que a partir de
ahora la fiscalía va a poder hacer muchos menos cosas que
las que venía haciendo.
—Y esto, ¿con qué objetivo?
—El objetivo no lo sé. No
puedo descifrar el objetivo, yo lo único que puedo decir es
que efectivamente la ley es una ley muy mal hecha, muy mal
escrita y que, lamentablemente, siempre que hay que
interpretar las facultades de los órganos de control se las
interpreta de la manera más restrictiva posible, eso es lo
único que le puedo decir. Creo que efectivamente la ley es
una ley que ya le había recortado facultades a la fiscalía.
Eso es interesante por la historia de la fiscalía, la propia
resolución del procurador lo va mostrando. Que en los 46
años de existencia que tiene la fiscalía, tiene que
atravesar distintas crisis y sucesivamente las leyes que se
van dictando te van recortando facultades. Pero lo que
ocurre ahora es que la ley que está vigente es muy mala y
que había dado a lugar a muchas discusiones. Finalmente, la
interpretación que ahora adopta el procurador es una
interpretación lo más restrictiva posible de esas
facultades, de la forma como debe ser interpretada esa ley
—Recordamos para el
público, que entre las investigaciones que usted llevó
adelante está la del INDEC, la de la manipulación de los
datos con testimonios muy claros, o causas como el supuesto
pago de sobreprecios por la reconstrucción de vagones contra
el secretario de Transporte Ricardo Jaime. ¿Quiere decir que
a estas cosas, aun cuando usted tenga los datos, no las va a
poder investigar más?
—Acá lo que hay que tener en
cuenta es que los fiscales y los gobiernos pasan y las
instituciones quedan. No es un problema mío personal. Sino
que lo que está en juego son las atribuciones del organismo
de control que, según esta resolución, es un organismo para
hacer sumarios administrativos y no una fiscalía
especializada en investigar corrupción. Esto implica, por
ejemplo, que sobre determinados casos, la fiscalía podrá
continuar haciendo investigaciones preliminares, pero una
vez que esas denuncias sean realizadas ante la Justicia, va
a perder intervención, salvo que la denuncia sea originaria
de la fiscalía. En la practica usted bien sabe que cuando
hay un hecho de corrupción importante, enseguida se hacen
denuncias en tribunales, directamente con el recorte del
diario, con lo cual, la fiscalía difícilmente pueda alguna
vez ejercer la acción penal subsidiaria o intervenir en esas
causas judiciales. Esta es la consecuencia de esta
interpretación restrictiva de la norma.
—En el caso del INDEC, usted
investigó, aportó datos, testimonios de funcionarios que
decían cómo se manipulaban los datos y después fue a la
Justicia federal y siguió avanzando. ¿Esto quiere decir que
esto usted no lo va a poder hacer más?
—No. El caso del INDEC es
un buen ejemplo porque en ese caso los senadores que
hicieron la denuncia vinieron primero a la fiscalía, en el
mes de febrero de 2007, cuando nosotros estábamos haciendo
una investigación preliminar. Los mismos senadores fueron a
hacer la denuncia ante la Justicia, eso significa que cuando
nosotros terminamos nuestra investigación, ya había una
causa en la Justicia. Nosotros le pasamos nuestra
investigación, con nuestras conclusiones, a Stornelli, que
las compartió, pero ahora esto significa que si el día de
mañana esa causa se cierra, la fiscalía no va a poder apelar
esa decisión.
—¿Esto significa que los
funcionarios políticos quedan fuera del accionar de la
Fiscalía de Investigaciones Administrativas?
—No quedan fuera en el
ámbito de las investigaciones preliminares, pero una vez que
haya un caso judicial, en el 99 por ciento de los casos, la
fiscalía va a quedar afuera de poder apelar las decisiones
que los favorezcan, o de que la fiscalía pueda aportar
pruebas, o sugerir medidas de prueba o aportar elementos a
las investigaciones judiciales.
—Usted pudo hablar con el
procurador de la Nación del por qué de esta limitación, que
parece sin sentido, porque le quita a la Justicia federal el
aporte de un organismo que le puede dar elementos de prueba
muy importantes...
—Esta decisión que se
dicta es la respuesta a los pedidos que nosotros veníamos
haciendo sobre los problemas que había, sobre la discusión
que existía. La propia resolución hace mención de que en
algunos casos no se nos había admitido la presentación de
escritos o también en el caso de la apelación de un medida
cautelar, cuando nosotros cuestionamos la renegociación con
Aeropuertos Argentina 2000. Obviamente que nosotros
manifestamos cuál era nuestro criterio.
Lo que me parece importante
es que más allá de la acción del procurador, lo que está
claro es que el señor procurador está interpretando una
norma deficiente y de hecho creo que ya con la ley que
estaba vigente, la Argentina estaba en problemas en cuanto
poder sostener que tenía un organismo especializado para
investigar corrupción. De hecho, algún medio levantó mi
opinión sobre lo que dije el jueves en un foro público sobre
que cuando nosotros estabamos en la oficina Anticorrupción,
nos decían que estabamos usurpando las funciones de la
Fiscalía de Investigaciones Administrativas.
A la oficina anticorrupción,
la ley que la crea le reconoce la posibilidad de querellar y
en ese momento decían cómo la Oficina Anticorrupción
querellaba si eso lo hacía la Fiscalía de Investigaciones
Administrativas. Ahora, cinco años después, nos venimos a
desayunar que tampoco era así, que la fiscalía tampoco puede
ejercer esas funciones. O sea, que si era una usurpación lo
de la oficina y la fiscalía no las tiene, entonces creo que
deberíamos revisar y esto es una responsabilidad del
Congreso Nacional: revisar cuál es el diseño de los
organismos que tienen que investigar y perseguir corrupción
y si éste satisface los estándares que los países se han
impuesto para luchar contra el fenómeno de la corrupción.
—¿Usted entiende, cree,
está convencido, sospecha de que lo que ha buscado el
Gobierno es efectivamente limitar las investigaciones sobre
funcionarios importantes del poder político sospechados de
corrupción?
—Yo no puedo hacer
inferencia, esa información yo no la manejo. Lo que creo es
que esta interpretación recorta facultades de la fiscalía.
Esto es de acá para el futuro, para cualquier gobierno, y
creo que es un problema institucional para el país, mas allá
de cualquier gobierno.
Por Nelson Castro para el
Diario Perfil.
Un dolor de cabeza
para los K
Las investigaciones de
Manuel Garrido fueron un constante dolor de cabeza para el
gobierno de Néstor Kirchner. Asumió el control de la
Fiscalía de Investigaciones Administrativas hace cinco años,
casi en sintonía con el desembarco del kirchnerismo en
Balcarce 50. Bajo su control, los principales escándalos de
corrupción pasaron por sus manos: El supuesto
enriquecimiento del ex presidente Néstor Kirchner, la
manipulación de índices del INDEC, la bolsa de Felisa Miceli
y las presuntas coimas de Skanska. Ahora, con la reciente
decisión de la procuración, en muchas de esas causas, la
fiscalía no podrá apelar los fallos judiciales ni ejercer
cualquier accion penal contra funcionarios.Reproduccion
textual de Diario perfil entrevista de Nelson castro,
periodista