San Eliseo, un campo de golf y la semblanza de un maestro

 
12 de Septiembre de 2005 
          
Debía hacerle un reportaje a Roberto De Vicenzo y estaba allí en La Rural, en Expo Vida Country y en el Stand de San Eliseo Country Club tan gentilmente cedido para recibir al ídolo.
 
Era uno de los hacedores del magnífico proyecto que se va convirtiendo en realidad, el excelente campo de golf del country, era su mayor y mejor proyectista.
 
No había nervios de ninguna clase, simplemente expectativa por la llegada de este personaje ya incorporado a la iconoclastía Argentina con fundamentos propios.
 
De repente estaba allí, saludando a toda la gente del stand sin distinción alguna, con cordialidad y sobre todo con una gran presencia, fineza y a la vez gran humildad.
 
Se prestó para las fotos con tranquilidad, parsimonia y una innegable pinta, sin que se interesara por saber que se estaba fotografiando a uno de los últimos mitos vivientes del deporte argentino.
 
Porque estamos hablando de un grande por sus campeonatos logrados en los lugares más disímiles del planeta y lleno de trofeos de los mas importantes del mundo.
 
Luego vino el momento de la charla con los periodistas, a la cual simplemente se apoltronó en un cómodo sillón y listo para el diálogo.
 
La entrevista transcurrió de la mejor de las maneras, nos encontrábamos frente a un grande que se esforzaba con facilidad para no parecerlo con su facilidad de trato y de palabra realmente envidiables para un profesional del golf.
 
En un momento de la misma, habló con el alma sobre su deporte y fue hermoso escuchar su explicación de cómo se debe dar el golpe al corazón de la pelota, porque la pelota tiene corazón y solo debe sentirse su latir y ese que lo logra es el verdadero profesional.
 
Hasta se dió el gusto de comparar ese sublime momento con los jugadores de fútbol cuando van a patear un penal.
 
Señoras y señores, todo lo demás fue escucharlo y escucharlo, con su voz gruesa y sus explicaciones sencillas y transparentes, simplemente los que estábamos allí, sonreíamos fascinados tratando de que ese momento no termine nunca, creo, siento, que atrapé en estas palabras y en mi mente ese tiempo.  
     
Fuente: Todocountries.com - Marijan Pirsic