La vida en los countries

23 de Octubre de 2007
 

 

 

La fortaleza se erige custodiada por guardias que miran con desconfianza, chequean identidades, reciben y dan órdenes y saludan con amabilidad sólo a los que viven intramuros.
 

 

La pared que aísla a ese country -una ciudad en miniatura y exclusiva-, es gruesa e irrumpe en el paisaje con violencia, para que quede bien claro que de un lado queda el mundo real y del otro, el ideal, ese que representa el sueño de un grupo de seres que tienen la posibilidad de comprar caro una vida con reglas propias, previsible y segura.
 

 

El country está ubicado en el norte del conurbano bonaerense, es uno de los más nuevos de esos barrios cerrados que comenzaron a proliferar en la Argentina a partir de la mitad del siglo XX.
 

 

El primer recorrido visual reconforta. Mucho verde y fragancia a naturaleza. Casas enormes, prolijas, iguales y nuevas, que parecen el decorado perfecto para filmar una serie protagonizada por cuatro mujeres. La pulcritud de un quirófano. Vecinos que se ven en forma, discretos y amables. Familias que parecen no tener nada que ocultar detrás de los grandes ventanales de vidrio; se las ve felices, plenas.
 

 

El segundo recorrido visual, cuánto menos, colma de preguntas a un extraño. ¿Es posible que exista el paraíso? ¿Qué hay detrás de esa vida que parece perfecta? ¿Cómo viven realmente esos seres cuando se corre el telón del decorado inmaculado?
 

 

Algunas de estas preguntas se hizo la periodista Carla Castelo la primera vez que entró a un country y ya no pudo parar de hacerse otras tantas, que finalmente investigó y con lucidez y humor planteo en su libro Vidas perfectas. Los countries por dentro, de reciente aparición.

 


En esta entrevista con Perfil.com, Castelo revela quiénes son esos hombres y esas mujeres que decidieron pagar caro el símil paraíso, cómo se relacionan con sus vecinos y con los empleados (el personal de seguridad y las mucamas de perfecto unifome), cómo crecen los chicos, qué pasa con los adolescentes criados en ese mundo y que un día salen al mundo real, qué relación guardan con las empresas de vigilancia y con la policía, cómo repercutieron los asesinatos de María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso.
 

 

Su libro se revela como un gran coro de voces -la autora realizó unas 100 entrevistas-, que abrieron grietas; a través de ellas se puede vislumbrar otra realidad detrás de las apariencias y son ellos mismos (los countristas, ex countristas, dueños y trabajadores de los barrios cerrados) quienes desnudan sin pudor las miserias y rivalidades, los estereotipos, la envidia, la revelación de los éxitos el ocultamiento de los fracasos, el exhibicionismo, el aburrimiento, el agobio por mantener el status quo, los miedos a los secuestros y robos.
 

 

Las garras irónicas y la mirada profunda de Castelo permiten acceder a un mundo en donde nada es lo que parece.