6 de Agosto de 2007
La meta trazada en el Municipio de San Isidro es ambiciosa:
dejar de tener asentamientos en dos años. Y no parece
descabellada al recorrer La Cava, uno de los asentamientos más
emblemáticos del conurbano bonaerense, donde las máquinas
pesadas no dejan de derribar las casillas para dejar lugar a
casas, con un promedio de 60 metros cuadrados y con todos los
servicios.
El proyecto es financiado por el Estado Nacional, que aportará
en el distrito 800 millones de pesos, prevé la construcción de
4000 casas y obras de mejoramiento en 6000, distribuidas en
los barrios periféricos.
Los 16 modelos de casas, que los vecinos deberán pagar en 500
cuotas, de unos 80 pesos mensuales, tienen uno, dos, tres o
cuatro dormitorios, patio y techos de chapa, y van desde los
51 metros cuadrados hasta 100, de acuerdo con las necesidades
de cada grupo familiar.
La forma en que se avanza es dinámica y problemática a la vez,
debido al escaso terreno libre que hay en La Cava. Por eso, se
construye, se entregan las casas, en tandas de 28 unidades; y
se demuele. Un proceso que permite ganar espacios libres y
hace que los vecinos convivan con la obra en forma permanente.
Así pasó en La Cava Chica, donde se está a poco de tapar uno
de los tres enormes pozos que hicieron famoso al asentamiento.
Este sector tenía unos 200 metros de diámetro y seis metros de
profundidad, donde vivían 150 familias.
Pero no sólo se trata del techo propio y digno: a la par de
las obras, se desarrollan talleres de prevención entre los
vecinos ya mudados, que comenzaron a firmar acuerdos de
convivencia, coordinados por profesionales voluntarios.
Integración urbanística y social es el desafío.
Municipalidad de San Isidro. |