23 de Marzo de 2009
Patota Moreno aprieta a los frigoríficos
“Es una guerra, al que suba la carne lo fundo”
El secretario de Comercio advirtió a las plantas faenadoras
que no tolerará incrementos de precios con la excusa del
paro rural. Pero la hacienda en pie ya empezó a sentir los
efectos del lockout.
Bajen el pánico.
El inefable Moreno vuelve a ponerse en la trinchera de la
guerra gaucha.
“Esta vez sí que estamos en guerra. Aunque les falte
hacienda, ni se les ocurra subirme los precios, ¿eh? ¡Al que
me saque los pies del plato, lo fundo!”.
El secretario de Comercio, Guillermo Moreno,
hizo la advertencia el viernes por la mañana a una docena de
ejecutivos de los principales frigoríficos del país. Apenas
supo que los ruralistas volvían al lock-out contra las
retenciones, Néstor Kirchner le encargó que frene cualquier
aumento derivado de una eventual escasez de alimentos en las
grandes ciudades. Igual, por la medida de fuerza, ayer
aumentó el precio de la hacienda en pie en los remates
particulares. El otro temor del presidente es que la
cotización del dólar vuelva a verse empujada porque los
exportadores de granos no liquidan sus divisas. En ese
frente, el gendarme no será Moreno sino
el presidente del Banco Central, Martín Redrado.
Los ganaderos apuestan a que el ingreso de animales a
Liniers se reducirá al mínimo a partir de mañana y durante
el resto de la semana. Igual, los carniceros y los dueños de
los frigoríficos aseguran que hasta el viernes próximo no
faltará carne para el público porque las heladeras están
abarrotadas de mercadería. La situación se agravará si las
entidades deciden prolongar la protesta.
En el último mes, por la menor cantidad de envíos a remate,
el kilo vivo de novillito aumentó de $ 3,20 a $ 4,10. Las
subas se acentuaron ayer en los remates especiales entre
privados, organizados en algunos campos de la Pampa Húmeda,
según reveló a este diario
el presidente de la Cámara de la Industria de la Carne,
Miguel Schiaritti.
“Esta semana no habrá desabastecimiento. Hasta el jueves o
viernes llegamos tranquilos con lo que hay en las cámaras
frigoríficas”, dijo Schiaritti.
El vicepresidente de la Asociación de Carniceros, Alberto
Williams,
agregó que “pueden faltar algunos cortes en algunos
comercios pero no va a haber escasez grave como el año
pasado, a menos que el paro se extienda”.
Por la política de precios en la cadena cárnica que
instrumentó Moreno en el último año, la mayoría de los
frigoríficos logró mantener intacta su rentabilidad.
Pudieron hacerlo a costa de la de los criadores de ganado.
Por eso se liquidan cada vez más hembras reproductoras y los
expertos advierten que a la larga la carne se encarecerá.
Para el público, los precios en las carnicerías son casi
idénticos a los de un año atrás. Sólo se abarataron en los
hipermercados, a los que el secretario de Comercio les
garantiza cuotas a valores privilegiados. Especialmente a
Coto, con el que mantiene la relación más estrecha. El
problema para el Gobierno es que en los comercios chicos se
vende el 60% de la carne que se consume en los grandes
centros urbanos.
Como el cese de comercialización decretado por
la Mesa
de Enlace
se limita a los cereales, granos y carnes, en la Casa Rosada
descuentan que no habrá problemas con los lácteos y las
verduras. Lo único que puede complicar el panorama,
especulan, es que los piquetes autoconvocados de productores
empiecen a frenar camiones sin importar la carga que llevan.
Así ocurrió en lo más duro de la pulseada del año pasado.
Que no se vendan soja ni sus derivados no representa un
problema significativo para el consumo interno, porque el
95% se exporta. Le pone presión al Banco Central para
mantener el dólar por debajo de $ 3,70, que es lo que
intentará hacer al menos hasta fines de junio para evitar
sobresaltos preelectorales. Si el lock-out se mantiene, los
exportadores dejan de alimentar la oferta de divisas
mientras los ahorristas y las empresas mantienen firme su
demanda.
En las primeras dos semanas de marzo, de todos modos, las
liquidaciones de dólares de la exportación ya se habían
reducido al mínimo por los bajos precios internacionales de
los granos. Según
la consultora
MVAS Macroeconomía,
fueron u$s 41 millones por día en promedio. Un 40% menos que
un año atrás.
Para alimentar esa oferta, el Gobierno apuesta a forzar a
los productores sojeros a vender los granos que guardan en
sus silos bolsa. Especula con que en esos chorizos blancos
de plástico se esconden unas 9 millones de toneladas, por
más de 3.000 millones de dólares. Las entidades del campo
dicen que es la mitad.
Alejandro Bercovich, Crítica
de la Argentina.