02 de Marzo de 2009
Santa Fe: A Juan José Raffo lo pasaron a disponibilidad y
salió a denunciar la corrupción en la Unidad Regional II
Un oficial que prendió el ventilador en la Policía
El policía asegura que el subjefe
Miguel Ángel Rodríguez le reprochó haberle hecho
perder 50 mil pesos por incriminar al hijo del barrabrava
Pimpi Camino en un crimen.
Con la misma estructura de la novela negra, que
surgió en Estados Unidos después del New Deal, la policía
santafesina comenzó a escribir esta semana un capítulo al
estilo de Raymond Chandler o Jim Thompson. La mayoría de los
protagonistas del libro son policías en actividad, muchos de
ellos con altos cargos en la fuerza y, en el medio un
prófugo:
Roberto Pimpi Camino, ex líder de la barra brava de Newell’s, con el que se cruzan historias donde la corrupción es el
hilo conductor de la trama.
La novela, cuyo argumento no tiene nada de ficción sino todo
lo contrario, comenzó a volcarse al papel hace dos semanas
cuando la Dirección de Asuntos Internos de la Policía inició
un sumario contra
el oficial auxiliar Juan José Raffo,
quien fue pasado a disponibilidad el martes pasado por la
Unidad Regional II. El efectivo, de 33 años, que estaba
afectado en la Inspección 3º, bajo el ala del
comisario Jorge Wollschlejel,
está siendo investigado por el juzgado de Instrucción Nº1, a
cargo de la
jueza Roxana Beatriz Bernardelli –tras una serie de denuncias anónimas– por robo e
incumplimiento de deberes de funcionario público.
La Fiscalía Federal Nº 3
sigue una causa (también por una denuncia anónima) por
supuesto tráfico de drogas junto con
Pimpi Camino
en la zona sur. Y Asuntos Internos inició además un sumario
contra el policía por supuesto enriquecimiento ilícito.
Tras ser notificado del pase a disponibilidad, Raffo se
presentó en la Jefatura de Policía con un escrito de ocho
carillas en el que no sólo salió a defenderse de las
acusaciones que existen en su contra –sostiene que son
causas inventadas para sacarlo del medio–, sino que también
lanzó acusaciones muy fuertes contra la conducción de la
fuerza en la Unidad Regional II.
Es la primera vez que un oficial de la policía en actividad
pone nombres y apellidos, cifras y montos a la corrupción
que siempre se sospechó que imperó en la fuerza.
CON NOMBRES Y APELLIDOS. Raffo decidió contraatacar. Y como
principal estrategia utilizó acusaciones que involucran a
altos mandos de la URII,
entre ellos al
subjefe Miguel Ángel Rodríguez.
El policía que fue pasado a disponibilidad argumenta que
sufre una “persecución” por haber sido el único efectivo de
la policía que incriminó en un delito a un integrante de la
familia Camino. Y fue puntualmente tras el asesinato de
Sebastián Galimany
en Alice y Lamadrid, el 19 de enero pasado, en las
inmediaciones del Fonavi donde reina la familia Camino,
cuando empieza a delinearse la trama.
En diálogo con
Crítica de Santa Fe, Raffo relató que después del homicidio del joven fue a
entrevistar en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca)
a
Facundo Simois, quien sobrevivió de milagro al tiroteo de
aquel lunes.
Tras varias idas y vueltas del testigo, que había sido
operado a causa de los dos disparos que recibió en el
abdomen y en una pierna, Raffo dijo que logró que Simois
accediera a declarar. Hasta ese momento, la misma policía
había hecho rodar la versión de que el homicida de Galimany
era un menor apodado “666”, a quien lo calificaban como el
“sicario” del clan Camino.
La investigación del hecho la llevaba adelante la seccional
11º, a cargo en ese momento de forma interina del
subcomisario Gustavo Bella, la Brigada de Homicidios, y bajo
jurisdicción de la Inspección 3º, que estaba conducida por
Marcelo Casajus.
Raffo dijo que sus superiores intentaron que “no le tomara
testimonio” a la víctima que había sobrevivido al ataque y
era el único que sabía quién había matado a Galimany.
“Simois me brindó un detalle de todas las circunstancias en
las que se sucedieron los hechos (el crimen) y me indicó que
el autor de los disparos fue
Jonathan Camino, conocido como Chamí, hijo del ex jefe de la
barra brava de Newell’s”,
contó. En su escrito, el oficial narró que en el Heca le
entregó
al subcomisario Bella
la declaración del testigo. Después, según Raffo, “en vez de
recibir palabras de aliento y agradecimiento de mis
superiores,
el comisario mayor Rodríguez
–por esos días a cargo de la Unidad Regional II, por
licencia
del jefe Osvaldo Toledo– me hizo conocer su descontento por intermedio del inspector
Casajus, cuestionándome porqué yo había tomado esa
declaración”. “Le hice saber (a Rodríguez) por intermedio de
Casajus que la familia del joven se sintió contenida en mi
persona y no en otros que se presentaron a dialogar con él”,
señaló. “Nadie quería incriminar al hijo de Pimpi. Eso está
claro”, interpretó el oficial pasado a disponibilidad. Aún
sigue impune el crimen de Galimany, que investiga la jueza
de Instrucción Nº2, Alejandra Rodenas.
El 26 de enero se produjo el intento de copamiento de la
barra brava de Newell’s, liderada por Pimpi, quien
–secundado por sus hermanos Tato y Juan– arribó al club
junto con unos 60 matones que provocaron serios disturbios
en las instalaciones del Parque. Raffo describió en el
documento que entregó a Toledo el martes pasado –al que tuvo
acceso este diario– que media hora después de que ocurrieran
los incidentes se presentó en Newell’s. Se entrevistó con
una empleada policial (de apellido Bentos), y tras pedir una
máquina de escribir labró un acta de procedimiento en la que
–según dijo– incluyó los nombres de los hermanos Camino,
quienes desde ese día permanecen prófugos. “Al finalizar el
acta se presentó el jefe de la Agrupación Unidad de Orden
Público, inspector David Benavente” e ingresó “el comisario
mayor Rodríguez, quien me llamó y me manifestó que me dejara
de hacer el súper policía, porque con la imputación al hijo
de Pimpi ya le había hecho perder 50 mil pesos”, sostuvo.
Los papeles. A principio de febrero, contó Raffo, recibió un
llamado a su celular de
Gabriel Bahl, secretario de Benavente,
quien lo citó a la Jefatura. Al otro día, el oficial se
presentó en esa dependencia. Cuando lo hicieron pasar al
despacho, el jefe de Orden Público le preguntó a Bahl:
“¿Trajiste los papeles?”. “Benavente me dijo: ‘Raffo, hace
rato que venimos observando cómo trabajás y queremos que
hagas algo para nosotros’. Sin saber de qué se trataba, le
respondí que no había problemas. Me dejó en claro que esto
lo había consensuado con sus superiores entendiendo que
había hablado con el jefe y el subjefe de la unidad”, reveló
el oficial en su denuncia.
Siempre según los dichos de Raffo, el inspector le dijo:
“Esto te traerá mejoras para tu carrera”. Benavente sacó
“unos papeles de uno de los cajones de su escritorio y le
dijo a Bahl: ‘La lista que tenés vos de la
Inspección 3º que dio el Oso –apodo del subejefe de la
Unidad Regional II, Miguel Ángel Rodríguez– pasásela
a Raffo, y tomá ésta de la zona céntrica y dictásela.
Después salgan, presentále a la gente y explicále cómo son
los sobres’”.
En esa oficina, Benavente le ordenó a Bahl: “Contá lo que me
trajo (Nelson) Inneco y poné los 5.000 pesos en cada sobre,
y dame lo que sobra que se los tengo que llevar al Oso”.
Raffo contó que después Bahl le dio lápiz y papel y le
empezó a dictar “una serie de nombres y lugares y cantidad
de dinero” que tendría que “recaudar”. “Me aclaró que en
algunos había que ir una vez por mes, y en otros una vez por
semana”, apuntó.
Benavente reapareció en la oficina, de acuerdo a la versión
del oficial, y dijo: “Hablé con el Oso, y me dijo que
después te va a llamar para que hagas con otra gente lo que
le hace el cuñado
(el oficial Facundo Lencina).
Me dijo: ‘Ojo que esa es plata grossa y de la blanca’. Me
aclaró que para eso tendría que tener un apodo como Facundo,
al que se lo conoce como Culebra”. Luego, le expresó: “Andá
tranquilo y volvé mañana que te presentamos a la gente y te
decimos cuánto es lo que te quedará a vos”.
Raffo dijo que después se fue a su casa, pasó la lista en
una computadora, y al día siguiente le comunicó a Benavente
que no le interesaba la “tarea nueva que le querían
asignar”.
Según el oficial, Benavente le contestó: —Pendejo pelotudo,
tomátelas de acá y dejame esa lista antes de que te eche de
la regional. Ya te vamos a dar un vuelto.
Unos días después, de acuerdo a la versión de Raffo, lo
trasladaron a la seccional 19º. “Ahora me entero del pase a
disponibilidad, que sigue siendo el vuelto que me prometió
Benavente, con el apoyo del comisario mayor Rodríguez”,
concluyó.
Extraño cruce de denuncias, un nextel y un supuesto sicario
En Asuntos Internos tenían apuntado a Juan José Raffo desde
hace por lo menos tres semanas. Sospechaban que el oficial
tenía vínculos con la barra brava de Newell’s y estaba
manchado por otros delitos cuando se desempeñaba en la
Inspección 3º. Pero el oficial arrepentido argumenta lo
contrario: “Me armaron todo porque yo me abrí de esta
mafia”.
Raffo fue pasado a disponibilidad el año pasado, luego de
que avanzara en la Justicia una causa contra él por el
supuesto robo de una puerta de cedro de una pensión de
Zeballos 1018. Esa abertura habría aparecido colocada en el
frente de su casa, a metros de la Jefatura.
“Raffo fue pasado a disponibilidad y presentó un escrito
similar al de ahora y
el jefe
de la Policía en ese momento, Daniel Cáceres,
le levantó la sanción”, relató una fuente que investigó al
oficial.
Mario
Franco, jefe de Asuntos Internos,
adelantó que se investigará porqué Cáceres levantó la
disponibilidad luego de que Raffo presentara una denuncia.
A Raffo lo vinculan con otros hechos, como su relación con
Milton Damario, quien tiene en su haber un par de homicidios. “Raffo lo sacó de la comisaría 16ª, donde estaba detenido, y
después cometió varios delitos”, señalaron desde Asuntos
Internos. El oficial pasado a disponibilidad dice lo
opuesto: él fue quien detuvo a Damario. “Eso me lo
inventaron en la seccional por una sencilla razón: un día me
avisaron que los jefes de esa dependencia le habían pedido a
los familiares de Damario 40 mil pesos para largarlo. De
esto se enteró
Wollschlejel
y me dijo que fuera a la comisaría a ver qué pasaba. Cuando
llegué a las 3 de la mañana me encontré que en la seccional
estaban todos (los policías que se desempeñan allí).
Esperaban la plata que estaba juntando la familia de Damario.
Como les arruiné la transa me inventaron esto”, dijo. Hay
otro hecho en el que también aparece manchado este oficial.
El 1º de diciembre un agente de Unidades Especiales, que
estaba “franco de servicio”, sorprendió a un sujeto que
estaba robando en una casa en Saavedra al 2200. La policía
detuvo por ese hecho a Ricardo Daniel Carrizo. En su nextel,
según los investigadores, tenía agendado el número de Juan
José Raffo.
Pimpi, un amigo de la casa
“A mí me acusan de tener relaciones con (Roberto) Pimpi
Camino. El que me lo presentó al jefe de la barra brava de
Newell’s fue el ahora subjefe de la URII Miguel Ángel
Rodríguez”. “En el primer partido que Newell’s jugó de local
el año pasado, el entonces jefe de la inspección 3º Miguel
Ángel Rodríguez, y su secretario privado y cuñado Facundo
Lencina, me dijeron que debía andar bien (con Pimpi) porque
él maneja todo en la cancha”.
Crítica de Santa Fe se comunicó con Rodríguez para obtener
su versión sobre las duras acusaciones que hizo Raffo. “Esto
lo va a investigar Asuntos Internos. Se envió toda la
documentación y ellos van a determinar la veracidad”,
sostuvo, escueto.
NOTA RELACIONADA:
Un policía rosarino denunció a sus superiores por corrupción
Aseguran que varios jefes policiales de la regional cobran
dinero de actividades ilegales vinculadas a desarmaderos,
apuestas y juego clandestino.
Un oficial
de la Unidad Regional II de la policía de Rosario se atrevió
a presentar una denuncia en la cual asegura que varios
superiores cobran dinero proveniente de actividades ilegales
vinculadas a desarmaderos, apuestas y juego clandestino.
Juan José Raffo, el policía que llegó el tema ante la
Justicia, precisa que estas actividades se realizarían en
los barrios Tablada, Saladillo, Las Flores y Tiro Suizo, y
en el Parque Independencia, del sur de la ciudad, en
jurisdicción de la Tercera Zona policial, donde cumplió
funciones.
A su vez, el denunciante fue pasado a disponibilidad el
martes último, por presunto robo e incumplimiento de deberes
de funcionario público, y por supuesto tráfico de drogas,
por el Juzgado de Instrucción
número 1, a cargo de Roxana Beatriz Bernardelli, lo
que el policía adjudica a una venganza por las denuncias que
realizó.
Según difundieron hoy medios gráficos, en la Dirección de
Asuntos Internos, Raffo presentó un escrito de ocho
carillas, en el que involucra a tres de sus superiores y a
efectivos de menores rangos, por el cual los acusa de
obtener dinero de capitalistas del juego, de desarmaderos de
autos y de levantadores de apuestas.
También denunció la existencia de "un laboratorio
clandestino de analgésicos", con la anuencia de las
autoridades policiales. A su vez, declaró que las denuncias
en su contra constituyen "una persecución" por estas
denuncias contra sus superiores.
DyN