03 de Diciembre de 2008
"Un sindicato no es un convento de
carmelitas"
Enfrentado con el kirchnerismo, el dirigente
gastronómico se despacha a gusto en un diálogo imperdible:
dice que los Kirchner van a ir presos y asegura que logrará
desplazar a Hugo Moyano de la conducción de la CGT
Se advierte a los lectores impresionables que
la siguiente nota contiene muchas escenas de barrionuevismo
explícito. En este momento termina el horario de protección
al lector y la permanencia ante el diario (y ante el
dirigente políticamente más incorrecto de la Argentina)
queda bajo la absoluta responsabilidad de los lectores.
Se podría entender que un reportaje a Luis
Barrionuevo comience con semejantes prevenciones.
Después de todo, es el que se incineró en las
llamas de su confesión de que nadie en la Argentina,
empezando por él, había hecho la plata trabajando. O que
había que dejar de robar dos años para salir adelante.
El líder del gremio gastronómico que trabajó
sólo dos años de mozo. El dueño de la patota sindical. El
que se definía como "recontraalcahuete" de Carlos Menem y
que durante su gobierno manejaba, desde el ente que regulaba
las obras sociales, una caja de 30 millones de dólares
mensuales.
Fue, también, el poder detrás de varias
intervenciones en el PAMI. El mandamás de Chacarita Juniors
y de sus temidos barrabravas. El amigo del Coti Nosiglia y
de Bernardo Neustadt. El que quedó asociado con la quema de
urnas en las elecciones de Catamarca, en 2003. El que, por
esos disturbios, estuvo a punto de perder su banca de
senador nacional, pero que finalmente fue salvado por el PJ
y una frepasista. El actual diputado nacional y jefe de una
fracción disidente del sindicalismo que agrupa a unos
cincuenta gremios, la CGT Azul y Blanco, enemiga a muerte de
Hugo Moyano.
En la entrevista de una hora y 40 minutos con
Enfoques, en su oficina del sindicato gastronómico, en
Avenida de Mayo al 900, el polémico Barrionuevo negó
sistemáticamente su relación con cualquier hecho violento en
que se lo haya involucrado: "Trato de hacerme respetar, pero
no soy violento", dijo. No obstante, admitió que "hay
violencia hasta en la Ucedé y un sindicato no es un convento
de las carmelitas". Además, afirmó que alienta la renovación
sindical, pero bromeó con que nunca piensa en irse del
gremio porque tendría que "volver a agarrar la bandeja" y
advirtió: "Esta es mi vida. Que me ganen las elecciones".
Crítico como nunca, anticipó que "en no mucho
tiempo" intentará desplazar a Moyano de la conducción de la
CGT y, sobre todo, se mostró implacable en su ataque contra
los Kirchner, sobre quienes vaticinó que "van a ir presos"
porque, dijo, "no hay presidente que haya delinquido y
robado tanto como en este gobierno".
-¿Por qué no le gusta Cristina Kirchner?
-Me defraudó. La veía una mujer vehemente,
inteligente, a pesar de que nunca tuvo experiencia en la
gestión. Siempre fue una legisladora mediática. A esta
altura, llegando al año de gestión, diría que es un fracaso
total porque ella no es la Presidenta. Sigue siendo
presidente su esposo. Ya en enero dije en Mar del Plata que
se venía una inflación del 30 por ciento y que era
lamentable que no hubiera asumido con un gabinete nuevo.
¿Qué pretende Néstor Kirchner?
-(Piensa) El enemigo público número uno que
tuvo y que tiene Cristina se llama Néstor Kirchner. Le dejó
un gabinete totalmente sospechado de corrupción... Creo que
van a ir todos en cana. Después le dejó los conflictos de la
corrupción, de la inflación, de la prensa. Le ha dejado una
herencia difícil de domesticar. Es que los Kirchner son
comos los chicos: no tienen noción del peligro. Por eso
están cada vez más solos. Lo que tenemos hoy es un gobierno
sin crédito político.
-¿Este gobierno es peronista?
-(Piensa) Para mí, nunca lo fue. Fui el
primer peronista al que vino a buscar Kirchner para
llevárselo puesto. Me quisieron echar del Senado acusándome
de que había quemado las urnas en Catamarca. Nunca se pudo
probar...
-Pero usted es autor de algunas frases que
parecieron una invitación a quemar las urnas: "Si no se
ponen las boletas del justicialismo nos llevamos las urnas a
las unidades básicas y votamos allí", por ejemplo.
-Es cierto, son frases que se dicen en la
campaña, en la calentura. Lo que pasa es que no es fácil
hacer oposición a un gobierno en una provincia como
Catamarca, donde hay pobreza total y donde se manejan con
muchas prebendas.
-Como peronista ortodoxo, ¿le preocupa que
haya algunos montoneros tan cerca del poder?
-Pero algunos son de pacotilla, hay que ver
quiénes son montoneros. Algunos mienten. Nunca tuve
problemas de raza, de credo. Soy apostólico, cristiano... y
peronista. Allá ellos.
-¿Y no hay nada que le guste de este
gobierno?
- Antes teníamos un Kirchner que, no lo voy a
negar, era un tipo que laburaba. Por supuesto dentro de lo
que era su unicato. El error de Kirchner es no haber tenido
un gabinete: tuvo empleados. A partir de allí él se equivocó
creyendo que era el superministro de todos los ministerios.
No conozco ningún gobierno en el que se haya delinquido y se
haya robado tanto como en éste. Ningún presidente que haya
tenido amigos, entre comillas, en las empresas más
importantes que dominan el juego, el agua, el gas, los
bancos, la electricidad, las obras públicas...
-Pero usted habla como si no hubiera existido
el gobierno de Carlos Menem, envuelto en muchos escándalos
de corrupción y con muchos funcionarios procesados...
- Hubo hechos de corrupción y están siendo
juzgados...
-¿Ahora hay más?
- Totalmente. Del gobierno de Menem hay un
montón de funcionarios procesados y que estuvieron en cana.
Y de este Gobierno van a ir unos cuantos. En la cárcel va a
haber una "pingüinería". La hipocresía de los Kirchner llevó
al hartazgo por esto de que por izquierda defienden los
derechos humanos y por derecha malversan fondos.
-¿Y qué piensa de Moyano?
- También me defraudó. No se olviden de que
soy el que impulsó la conducción de Moyano al frente de la
CGT. Necesitábamos una CGT fuerte porque sabía que los
Kirchner iban a venir por nosotros, los sindicalistas. Pero
lamentablemente hubo un manejo unipersonal de Moyano, que
empieza a adueñarse de afiliados de otras organizaciones
sindicales. Un gravísimo error. Como cuando acuerda el tope
salarial del 16,5% en 2007 y del 19,5 en 2008, que fue en
desmedro del salario de los trabajadores. Hoy vas a pedir
que te reabran las paritarias y te dicen: "¡Ni loco!".
-¿Cree que Moyano es más fiel a los Kirchner
que a los trabajadores?
- Moyano se está dando cuenta de que él
cometió errores que perjudican la lucha por reivindicaciones
salariales que él emprendió en su momento. Pero cuando se
hace socio de los Kirchner deja de lado eso y lo que hace es
ponerse al servicio del Gobierno. Lo que pasa es que ahora
él conoció el poder y no lo compartió con la CGT. No tuvo
suficiente capacidad e inteligencia para compartir. Eso lo
llevó a ser hoy secretario general de la CGT por casualidad.
No va a pasar mucho tiempo hasta que barajaremos y demos de
nuevo y así tendremos una nueva conducción de la CGT, que no
será de Moyano ni de Barrionuevo.
-Me parece que hay un paralelismo entre
ambos. Usted fue el Moyano de Menem, defendiendo el modelo a
rajatabla, disfrutando el poder...
- No, no, para nada [molesto]... No disfruté
de las mieles del poder de Menem. Al año y medio me fui del
gobierno y en mi gestión en la Ansal [ N. de la R.:
que administraba la plata de las obras sociales] compartí
con todo el movimiento obrero. Normalicé todas las obras
sociales. Todas. Y sin pedir un mango de coima a ningún
sindicato. Por eso camino con la frente alta.
-Pero usted también avaló las
privatizaciones, su gremio participó del negocio de las AFJP...
- El tema privatizaciones no lo avalé.
Quienes asumieron esa responsabilidad fueron los propios
gremios del Estado...
-Usted no era una voz crítica, acompañó las
políticas de Menem...
- ¡Pero cómo no las voy a acompañar si
prácticamente yo soy el que hice a Menem! Lo que pasa es que
al año y medio tuve problemas y me pelée con algunos
funcionarios. Fundamentalmente con Cavallo [Domingo]. Con él
nunca compartí nada. Lo mismo que con Kirchner: había un
problema de piel y sabía que nos llevaba al hundimiento
total.
Varios gremios formamos parte de algunas AFJP,
pero nosotros vendimos nuestra parte porque sabíamos que iba
al fracaso. Estoy de acuerdo con que se eliminen las AFJP,
pero no con que la plata la administre Kirchner. Si tenés
superávit, hay que darle la plata al jubilado. A Kirchner no
le daría ni una moneda para que me la cuide. Si todavía no
trajo al país los fondos de Santa Cruz...
-¿Qué le parece el reciente fallo de la Corte
Suprema en contra del monopolio sindical?
- No va a tener ningún efecto práctico.
Además, si se aplica es perjudicial para el empleador.
-¿Por el grado de atomización que generará en
el sindicalismo?
- Claro, van a aparecer muchos delegados sin
ningún tipo de agremiación, inorgánicos. Le pongo un
ejemplo: Aerolíneas tiene 10.000 trabajadores y siete
gremios. Arreglás el conflicto con seis y no con los
pilotos, y no tenés aviones. Lo mismo le pasa a Macri con
los docentes. Esto lleva a una anarquía total.
-También puede interpretarse que lleva a una
mayor libertad sindical, en contra del aparato
tradicional...
- Nooo... Mirá, acá vamos a elecciones cada
cuatro años. Cuando aparece alguien con capacidad dentro del
gremio, yo lo aliento, lo instruyo, porque uno los tiene que
preparar. Tenemos cursos de capacitación de nuestros
dirigentes en la Universidad Católica...
-Precisamente, usted declaró alguna vez que
capacitaba para que surgieran líderes nuevos, pero que cada
vez que había elecciones lo volvían a elegir. Si cree en
serio en la renovación, ¿no debería dejar de presentarse
como candidato?
- Es que tendría que volver a agarrar la
bandeja y ya tengo várices [risas]...
-No quiere ceder nada...
- No, ésta es mi vida, mi prioridad número 1.
Ahora, si me ganan las elecciones...
-¿Por qué los sindicalistas no tienen buena
imagen? ¿Por qué se enriquecen y tienen un nivel de vida tan
distinto del que tienen los trabajadores?
-
Cada uno es cada uno y sabrá cómo se las
arregla. Mi vida es pública. Camino igual, voy a los mismos
lugares... Mi vida es blanca, no es oculta, es transparente,
mi familia es transparente. Yo rindo cuentas donde tengo que
rendir cuentas, inclusive ante la sociedad. Pero yo llego
acá a las diez de la mañana y me voy a las diez de la noche,
laburo sábados y domingos también... Si vos no vivís bien...
¿Me entendés?
-¿Qué es vivir bien?
- Que vivas bien, que tengas todo lo que
necesitas en cuanto a tu atención, a tu salud, turismo, tus
vacaciones... Yo no viajo al exterior. Hace casi 40 años que
voy a Mar del Plata y viajo desde hace varios años en
febrero a Punta del Este al cumpleaños de Aldo Elías... ¿En
qué querés andar si no es en coche? Acá los coches los
modernizo cada dos años. Si no, no los valorizo. Si tengo
plata para hacerlo... Además, el dirigente hoy tiene que
estar tecnológicamente informatizado... Estoy anotado ante
la DGI, ante la AFIP, donde quieras... A ver: si yo me peleo
con el Presidente tengo que estar dispuesto a que me
investiguen...
-¿Y tuvo inspecciones de la AFIP?
-Sí, me la mandó Cavallo. Durante seis años
la tuve acá...
-¿Y Kirchner?
-No, pero vienen de vez en cuando.
-Sus críticos dicen que usted nunca trabajó
de mozo...
- Que digan lo que quieran [molesto]. Mi vida
no fue fácil. Yo trabajé de lavacopas en Catamarca, en una
confitería muy tradicional que ya cerró. A los 14 años vine
a Buenos Aires. Laburaba de cadete en una ferretería
alemana, cerca de la 9 de Julio. También estuve en la
construcción, en textiles, en el Mercado del Abasto...
Después fui dos años mozo en la confitería San Martín, en
San Martín. Y conserje en un hotel alojamiento de Tres de
Febrero...
-¿Qué hace en su tiempo libre?
- Juego al golf dos días por semana. Me lo
hizo conocer un vecino de Mar del Plata. Me invitó al
acantilado y me volví loco cuando vi semejante cancha. La
primera vez que le pegué a la bocha la hice volar y eso me
emocionó.
-¿Le gusta leer, escuchar música?
- No, odio leer. Yo leo y a la segunda o
tercera hoja ya estoy viéndole el final. Eso me quita el
entusiasmo. Con las películas me pasa lo mismo. Música, sí,
me gusta el tango y el folklore.
-¿Y le gustan los caballos de carrera? Porque
decían que tiene un stud con ocho caballos de carrera.
- No, nunca lo tuve. Sí fui un jugador
empedernido. Me gustaba el casino, iba al hipódromo y me
quedaba desde la primera hasta la última carrera. Cuando
conocí a Menem, allá por 1986, dejé todo.
-¿Cómo es su relación con la violencia?
Porque parece estar siempre asociado con hechos violentos.
Las urnas quemadas de Catamarca, las patotas sindicales, los
barrabravas...
- No, yo trato de hacerme respetar. No soy
violento, para nada. Nunca les levanté la mano a mis hijos.
En Chacarita fui el único que logró erradicar la violencia.
Por eso Grondona [Julio, presidente de la AFA] se portó muy
mal. Se prendió en la joda de Alberto Fernández y de
Kirchner de querer meterme en cana. Algún día la van a
pagar. Metieron en cana a Capriotti [Armando, ex
vicepresidente de Chacarita], que es más bueno que el agua.
Estuvo sesenta días en Devoto. No me olvido. Así como Bergés
[Mariano, ex juez] tuvo que renunciar a la Justicia por las
maldades que hizo.
-Vuelvo a decirle: en los sindicatos es
bastante común que haya episodios violentos...
- Pero si acá hay violencia hasta en la Ucedé,
en todos los partidos políticos... Un sindicato no es un
convento de las Carmelitas. De cualquier manera, son hechos
muy esporádicos. No es lo mismo que antes. Ustedes acá no
vieron guardaespaldas. Antes había 10, 15. Yo no uso. Agarro
mi cochecito solo y ando solo...
-¿Sabe manejar armas?
- No, ¿para qué las voy a usar? No quiero que
me pase como a Piumato. [Julio, dirigente judicial, que se
disparó accidentalmente en un testículo durante una protesta
callejera]
-¿Qué representa el poder para usted? ¿Es
importante?
- Siempre jugué a lo máximo. Pude haber
ostentado poder en el gobierno de Menem. ¡Quién me podía
haber discutido algo a mí, si tuve un rol preponderante!
Pero no supe aprovechar el poder en esa época.
-Aunque lo tuvo...
- Nunca tuve conciencia de eso... ¿Sabés qué
es el poder? Poder es realmente cuando te atienden el
teléfono y te resuelven los problemas.
Mano a mano
Recién al final, molesto con la insistencia
sobre por qué hay tan poca renovación sindical, Luis
Barrionuevo perdió cierta compostura que había mantenido en
la charla y dijo, con su peor cara: "¿Y por qué hay tan poca
renovación de los periodistas?". De todas formas, antes
había contestado a todo sin perder la amabilidad. A su
manera, claro está: a veces negó lo innegable, lo que figura
hasta en los manuales de historia. Y fueron reiterados sus
intentos de quedar como un discípulo de Gandhi, un
inclaudicable defensor de la democracia, un transparente
dirigente sindical. ¿Qué debe hacer uno en esos casos?
¿Aceptarlo en silencio? ¿Repreguntar hasta el cansancio,
hasta convertirse casi en el protagonista del diálogo? Lo
obvio: en muchos casos, lo mejor es dejar hablar. Y que cada
uno saque sus propias conclusiones. Luis Barrionuevo sigue
siendo el mismo de siempre. Se nota que le duele no haber
llegado a la gobernación de Catamarca. Elogia a Duhalde y
admite que trabaja para que el PJ, que él dice representar,
vuelva al poder en 2011. Y es tan políticamente incorrecto
que confiesa lo inconfesable: odia leer. Parece un Mr. Hyde
que perdió su Dr. Jeckyll.
Por Ricardo Carpena para el diario La Nación.