BUITRES EN EL
FONDO DE LA PATRIA

04 de Noviembre de 2008

Todos los curros de las AFJP que investiga la Justicia. Las ganancias, en casa; las pérdidas, para jubilados. Cómo operaban.

Ésta es una historia argentina. Los personajes son los mismos, pero ha cambiado el libreto, y la obra se interpreta quince años después. La estafa que antes fuera oportunidad es ahora simplemente estafa. Las familias ya no corren en cámara lenta, en medio de un bosque amarillo; ni en la playa, hacia el mar, donde un futuro apacible los espera. Ahora están en un cuarto sin ventanas y se comen las uñas. Desde 1994 (la ley 24.241, de AFJP, se sancionó el 23 de septiembre de 1993) el Estado dejó de recaudar 75.353 millones de dólares, y los jubilados tuvieron sus haberes congelados durante diez años. Las AFJP ganaron, en concepto de comisiones, 6.262 millones de dólares en el mismo período: el 30% de los ingresos de cada trabajador retirado. En Alemania hubieran ganado el 7%, en Chile el 24,5% y en el resto del mundo entre el 5 y el 10 por ciento. Hoy, tres juzgados de distintos fueros investigan los fraudes cometidos por las AFJP: venta a precio vil de títulos de deuda pública, compraventa de acciones “infladas” en combinación con grupos de empresas y desvío de operaciones en perjuicio de los ahorros de los jubilados.

RADIOGRAFÍA DE LA PAMPA. “Estamos absolutamente convencidos de que la reforma estructural del sistema de previsión que hoy proponemos a esta Cámara obedece a estos claros principios de nuestra doctrina y accionar políticos”, dijo el actual secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, con motivo de la reforma previsional en 1993, en defensa del proyecto Menem-Cavallo en la Cámara baja, como miembro informante de su bloque. Disciplinado y convincente, como Kirchner durante la privatización de YPF. Parrilli no estaba solo. Lo acompañaban el ex gobernador de Jujuy Eduardo Fellner –quien estuvo junto a Cristina en los anuncios de la reestatización como presidente de la Cámara de Diputados–; Jorge Matzkin; el vicegobernador de Buenos Aires, Alberto Balestrini; Graciela Camaño de Barrionuevo; Marcela Durrieu, la suegra del jefe de Gabinete, Sergio Massa; el diputado K Dante Camaño; Eduardo Camaño, designado por De Vido en el ENRE; el gobernador K de San Juan, José Luis Gioja; el ex ministro de Justicia K Alberto Iribarne; Oscar Lamberto (PJ-K de Santa Fe), hoy en la Auditoria; Marcelo López Arias (designado por De Vido al frente del área Operadora Ferroviaria); Arturo Puricelli, actual director de Fabricaciones Militares, y Jorge Yoma, embajador K en México.

En el Senado intervinieron el actual ministro de la Corte Juan Carlos Maqueda; José Bordón, ex embajador K en Estados Unidos, y el actual diputado Guillermo Snopek (PJ-K de Jujuy).

–¿Quiénes eran los empresarios que les robaban suculentas comisiones a los pobres trabajadores estúpidos? –se preguntó, retórica, Patricia Bullrich frente a los sindicalistas en el Congreso.
Y comenzó la lista:
–La Federación de Trabajadores de la Sanidad Argentina, la UOCRA, Luz y Fuerza, la Federación Nacional de Trabajadores de Obras Sanitarias, el Sindicato del Seguro, los gastronómicos, la Mutual de Docentes y No Docentes Argentinos, la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles, la Federación Argentina de Trabajadores de Industrias Químicas y Petroquímicas, la Federación Argentina de Trabajadores de la Seguridad Pública, el SOMU, el Sindicato de Obreros de la Industria del Vidrio y Afines, el Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, la Unión del Personal de Fábricas de Pintura y Afines, la Asociación de los Trabajadores de la Industria Lechera. ¿No serán todos estos sindicatos? ¿No será Palacios (el ex secretario general de la UTA), que se compró un campo de diez millones de dólares y ahora está viviendo en Miami?

Mientras Moyano calificaba la jubilación privada como “una estafa legal”, su compañero Leonardo Fabre, del sindicato de los trabajadores de la ANSES, hizo pública “la autocrítica del movimiento obrero”.

En otro lugar de la ciudad, la banca cooperativa, vinculada con la izquierda ortodoxa, hizo lo propio sin autocrítica alguna: Previsol, su AFJP, renunció a seguir en la Unión de Administradoras de AFJP e instó a sus afiliados a no accionar judicialmente contra el Gobierno (recuérdese que Carlos Heller, su presidente, integra el kirchnerismo crítico). Al Banco Nación también le comprendían las generales de la ley: Matías Kulfas, el director de su AFJP, fue menos oficialista que Heller. “Defendemos el sistema y queremos un debate parlamentario”, dijo, sin golpearse el pecho.

En la diagonal de la escena hubo momentos de angustia e incertidumbre: “Julieta”, que se presentó como “asesora previsional de una de las AFJP más grandes de Mar del Plata”, escribió al blog Lado Web de TN, el 27 de octubre, a las 8.59, preguntándose:

“¿Nadie habla de la gente que ya despidieron? ¿Nadie dice que el Gobierno no aseguró nuestras fuentes de trabajo ni quién iba a indemnizarnos? ¿Nadie habla de cómo seguimos ahora? No tenemos qué cosa vender, la ley no salió y el Gobierno no nos asegura nada, nuestros jefes no saben qué cosa decirnos: a la ANSES supuestamente van los AP, aquellos empleados que llevan adelante los trámites jubilatorios y aun así tampoco nadie les comunicó nada. Pero no pasa la fuerza de venta, que es muy superior en número. Ya hay gente sin empleo, gente con incertidumbre porque las cosas están mal hechas, nadie nos comunicó nada por escrito, son puras palabras ante los medios. Pero que la gente sepa que ya existe gente sin trabajo: Met, Máxima, Unidos ya despidieron asesores. Que no engañen más a la gente”.

LA MANO ES MAS RÁPIDA QUE LA VISTA. El martes 22, el fiscal Guillermo Marijuán, titular de la Unidad Fiscal de Investigaciones de la Seguridad Social (Ufises), pidió de oficio que se investigara si, frente al inminente anuncio de estatización, las AFJP vendieron de urgencia y a precio vil los títulos de deuda pública en los que habían invertido parte del dinero de los jubilados: unos 70 millones de dólares. La maniobra redujo el 12% el precio de los bonos del Estado en un día de repunte de las bolsas mundiales. La causa tramita en el juzgado de Claudio Bonadío y la instruye el fiscal Miguel Ángel Osorio. Del análisis de las “minutas de inversiones” (documentos semanales donde los directivos de los fondos deciden los lineamientos por seguir) no surge que hayan recomendado vender títulos públicos.

–Compran y venden los mismos activos continuamente –le dijo a Crítica de la Argentina una fuente judicial–. Acá, a simple vista, los únicos beneficiados parecen ser los intermediarios, que cobran su comisión por esas operaciones.

El 55% del total de fondos acumulados por las AFJP está en deuda del Estado; el resto forma parte de la timba: fideicomisos, acciones de sociedades anónimas, fondos comunes de inversión, etcétera.

En el Juzgado Federal Nº 12, a cargo de Sergio Torres, tramita otra de las denuncias contra los fondos administradores; la investigación se inició con la autodenuncia de Hernán Arbizu, un ex banquero del JP Morgan. En su declaración del pasado 11 de junio Arbizu afirmó: “Una de las maniobras consistía en efectuar una oferta pública a través del banco que, con la complicidad de los administradores de AFJP, compraba la emisión primaria o secundaria de alguna empresa, ya que a los particulares o agentes de Bolsa históricos no se los puede engañar. De esa forma se perjudica a los jubilados y a quienes vayan a serlo. Se eligen el momento oportuno y la disponibilidad de tales empresas AFJP para cerrar la operación. Los fondos así obtenidos son sacados del país y manejados por el banco en Estados Unidos o Suiza.

Dos casos que investiga la Justicia y que siguen el mismo recorrido:

1) Una empresa argentina emite acciones cuyo precio cae inexplicablemente rápido.

2) Casi los únicos compradores de toda la oferta son AFJP.

3) Las empresas se hacen de dinero fresco cuando salen a la Bolsa y ahora los papeles en manos de las administradoras –esto es, la plata de las futuras jubilaciones– valen menos de la mitad.

Veamos los casos “testigo”:
– Grupo Clarín:

Debutó en Bolsa el 18 de octubre de 2007, con una emisión por 532 millones de dólares. El 20% de ese total se suscribió en Buenos Aires y el 80% en Londres, a un valor de $29,14 por acción. Esa cotización se desplomó: en el verano ya valía $22 (el 25% menos), en mayo bajó a $17,2 y hoy cotiza en 5,06 pesos.

La caída –bueno es aclararlo– sucedió antes de la crisis mundial de las bolsas.

–Es un desastre la caída que tuvo desde el principio. Una cartera de inversión más o menos buena estaba en ese entonces en un rendimiento anual entre el 10 y el 12% –explicó un broker a este diario.

El rendimiento anual de la acción de Clarín es de –84,386. Para decirlo de otro modo: si invertí 100 pesos en acciones de Clarín, hoy tengo 16 pesos.

De los 106,4 millones de dólares que Clarín ofertó en el mercado argentino, las AFJP compraron por $310.679.481, según datos oficiales de la Superintendencia. Es decir, se llevaron toda la oferta, le dieron ese dinero fresco al grupo y hoy, un año más tarde, esos papeles valen $179.234.944.

Las siguientes son las AFJP que, en octubre, compraron acciones de Clarín

– Banco Patagonia:

Salió a la Bolsa el 20 de junio de 2007 a un valor de $4,37 por acción. Hizo una oferta primaria de 75 millones, suscribiendo la mitad en Buenos Aires y el resto en San Pablo. Un mes después había bajado a $3,30 y hoy cotiza a 1,02 pesos. El rendimiento del último año fue de –71,549.

Las AFJP compraron la mayoría de las acciones de Patagonia. ¿Quiénes? Las mismas de siempre.

UNA VOZ EN EL TELÉFONO. Cada mañana Pablo Salvemini, el portfolio mánager de Renta Variable y Rendimiento Garantizado de Siembra AFJP (hoy Met), hablaba brevemente por teléfono sin usar la línea del trabajo que graba las conversaciones. Pablo llamaba con su celular a su agente de Rabello Sociedad de Bolsa, ordenándole comprar acciones internacionales en el mercado local. Esas acciones se llaman “cedears”. Pablo compraba y se sentaba a esperar: si a lo largo del día las acciones daban ganancias, se desviaban a terceros relacionados con los operadores; si daban pérdidas, pasaban a engrosar los fondos de las AFJP: iban para los jubilados. Frente a las pérdidas Pablo usaba las líneas oficiales.

El 6 de octubre de 2000 Siembra AFJP compró 128.000 cedears de la especie Ericsson a un precio promedio de $7,89, por un monto de 1.009.950 pesos. La orden de compra clandestina a Rabello fue a las 10.50. El registro oficial de la orden, grabado en la línea de tierra, fue a las 15.15. Ese día, claro, la acción bajó.

Las escuchas de aquel día figuran en el expediente:

Comentario del operador de Siembra al intermediario Rabello. Hora 11.45.

–Hola.
–Papu.
–Sí, señor.
–¿Qué hacés?
–Bien.
–Eh, tengo laburo para vos.
–Ah, me alegro muchísimo.
–Tengo que ver… Necesito comprar un palo en Oracle.
–Oracle un palo.
–No sé si comprar Intel…
–Intel…
–Sí, también un palo.
–Muy bien.
–Pará que te anoto acá.
–Sí, sí.
–Y Ericsson…Ericsson no sé
qué hacer. Dejame pensar un minuto.
–Bueno.
–Sí, andá llevando éstas.
–Sí, señor.

Del operador de Siembra al agente bursátil.

Formalización de la orden, por línea grabada. Hora 15.15.

–Aloja.
–Papi.
–Sí.
–Quiero comprar Ericsson.
–Bueno.
–Valor un millón de pesos.
–Listo, ya me tiro a la cancha.
–Por favor.
–Gracias mil.

Columna editorial en Critica de la Argentina (INVESTIGACIÓN: Jorge Lanata / Jesica Bossi)