CRECIÓ UN 30% EL HAMBRE Y
REAPARECIÓ EL CLIENTELISMO K

27 de Octubre de 2008

 

El martes se cumple un año desde que Cristina Kirchner fue elegida presidenta de la Nación. PERFIL recorrió los comedores de aquellos distritos del Conurbano donde obtuvo más votos, y comprobó que creció un 30% el número de gente que va en busca de una ración. Según Red Solidaria, en 2008 ya se generaron 500 mil nuevos pobres.

Filas mas largas. El comedor Capullo Feliz, de La Matanza, dicen que no reciben suficiente ayuda del Gobierno.

Los Ibáñez son 18. Los más grandes son changarines, pero reconocen que “hay poco trabajo”. Por eso acuden al comedor Lunita, situado en la esquina de El Benteveo y Lamadrid, en San José, partido de Almirante Brown. “Cuando vienen los Ibáñez nos matan... ¡Se llevan 18 viandas!”, exclamó Nelly Ochoa, de 53 años, encargada del comedor. “Lo que nos da el Gobierno no alcanza y muchas veces está en mal estado”, se quejó Ochoa.

A dos días de cumplirse un año desde que Cristina Kirchner fue elegida presidenta de la Nación, PERFIL hizo una recorrida por los comedores de los cuatro distritos del Conurbano bonaerense donde Cristina obtuvo más votos, y comprobó cómo creció la demanda de gente que se acerca a los comedores barriales en busca de alimentos. Los responsables de los comedores alertaron que hay un 30 por ciento más de familias en esta situación que el mes pasado, y que por esa razón creció el clientelismo. Es el efecto que se percibe en el último escalón social tras la triple crisis: la del campo, la del crack financiero y ahora la de la reestatización de las AFJP.

El Conurbano fue el principal sostén del triunfo electoral de Cristina Kirchner. De allí salieron 1.930.193 votos, equivalentes al 23,5% de los 8.195.928 computados. El partido de La Matanza, por sí solo, aportó 264.853 votos, equivalentes al 13,7% del total de los votos del Conurbano.

Después de La Matanza, aparecen Lomas de Zamora; Almirante Brown y Quilmes como los principales distritos que contribuyeron al triunfo de Cristina.

Tan grande es el peso electoral del Conurbano, que la Presidenta lo visita por lo menos dos veces por semana, con la excusa de inaugurar obras. Allí operan los punteros. “Te ofrecen bolsones de comida a cambio de que lleves gente a los actos de Cristina”, denunció Ochoa. Pero los bolsones sólo le alcanzan a una familia tipo (matrimonio con dos hijos) para comer dos o tres días, por lo que tienen que ir a más de un acto por semana para poder comer.

Según precisó Ochoa, en el último mes se sumaron a su comedor 30 nuevas familias, de un total de 100. Con los puños cerrados, conteniendo la bronca entre los dientes, Pablo Pérez, vecino del barrio 17 de Marzo (La Matanza), cuestionó: “¿Qué tengo que hacer yo pidiendo comida? Yo trabajo... ¡Soy un laburante!”. Por su trabajo de “mulo de albañil” (peón) a Pérez le pagan 25 pesos por día; un mes atrás le pagaban $ 50.

Es que el enfriamiento de la economía y la caída de actividades sensibles –como la construcción– generaron que haya menos changas. Según el Indice Construya –que mide la actividad de 14 empresas representativas del sector–, sumados los dos últimos meses la construcción descendió un 13,7% (sin tener en cuenta octubre).

“Hasta los cartoneros juntan menos cartones porque la gente no compra como antes”, señaló un cartonero de La Matanza. Mónica, una vecina de Almirante Brown que hasta hace una semana trabajaba de lavacopas en un recoleto café de Capital Federal, contó que fue despedida por reclamar el aguinaldo. “De repente comenzamos a vender menos desayunos... Hasta la gente de plata comenzó a consumir menos”, se sorprendió Mónica.

Distintos encargados de comedores de Quilmes y Lomas de Zamora que fueron consultados por PERFIL alertaron que durante el último mes aumentó la cantidad de gente y que tuvieron que dejar a muchas familias sin atención.

Desde Red Solidaria, Manuel Lozano, que atiende los pedidos de más de 500 comedores de todo el país, confirmó a PERFIL que la crisis económica hizo que en el último mes crecieran las demandas de alimentos. “Hace un mes nos pedían materiales para construir talleres culturales, ahora nos piden comida”.

Y no sólo el hambre hace estragos en el Conurbano. El flagelo del paco también golpea a los barrios. “Sobre el arroyo, están los hornos de paco. Hasta yo tuve que comprar unos ‘paquitos’ (cigarrilos de paco) para que los dealers no me hicieran nada”, confesó Ochoa.

Mirta Bustos, de 57 años, encargada de Capullo Feliz, se quejó: “Desde enero que lo estoy llamando al intendente (Fernando Espinoza), y siempre me dicen lo mismo, que ‘todavía no organizó su agenda’... ¿cuándo va a organizar su agenda, en el verano, cuando vuelva a tomarse vacaciones?”.

Fabián Repetto, director del Programa de Incidencia de la Sociedad Civil del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), explicó a PERFIL que el clientelismo es producto de “la brecha existente entre los problemas y las soluciones”.

Desde el Ministerio de Desarrollo Social aseguraron que sólo entregan tickets alimentarios y subsidios bancarizados. Se negaron, sin embargo, a acceder a una entrevista con PERFIL.

“Acá siempre van a ganar los Kirchner, porque se perdió la cultura del trabajo y la gente se resignó a vivir de lo que le dan”, sentenció Ochoa. Por Franco Ruiz l.