El martes se cumple un año desde que Cristina Kirchner fue
elegida presidenta de la Nación. PERFIL recorrió los
comedores de aquellos distritos del Conurbano donde obtuvo
más votos, y comprobó que creció un 30% el número de gente
que va en busca de una ración. Según Red Solidaria, en
2008 ya se generaron 500 mil nuevos pobres.
Filas
mas largas. El comedor Capullo Feliz, de La Matanza, dicen
que no reciben suficiente ayuda del Gobierno.
Los
Ibáñez son 18. Los más grandes son changarines, pero
reconocen que “hay poco trabajo”. Por eso acuden al
comedor Lunita, situado en la esquina de El Benteveo y
Lamadrid, en San José, partido de Almirante Brown. “Cuando
vienen los Ibáñez nos matan... ¡Se llevan 18 viandas!”,
exclamó Nelly Ochoa, de 53 años, encargada del comedor.
“Lo que nos da el Gobierno no alcanza y muchas veces está
en mal estado”, se quejó Ochoa.
A dos
días de cumplirse un año desde que Cristina Kirchner fue
elegida presidenta de la Nación, PERFIL hizo una recorrida
por los comedores de los cuatro distritos del Conurbano
bonaerense donde Cristina obtuvo más votos, y comprobó
cómo creció la demanda de gente que se acerca a los
comedores barriales en busca de alimentos. Los
responsables de los comedores alertaron que hay un 30 por
ciento más de familias en esta situación que el mes
pasado, y que por esa razón creció el clientelismo. Es el
efecto que se percibe en el último escalón social tras la
triple crisis: la del campo, la del crack financiero y
ahora la de la reestatización de las AFJP.
El
Conurbano fue el principal sostén del triunfo electoral de
Cristina Kirchner. De allí salieron 1.930.193 votos,
equivalentes al 23,5% de los 8.195.928 computados. El
partido de La Matanza, por sí solo, aportó 264.853 votos,
equivalentes al 13,7% del total de los votos del
Conurbano.
Después de La Matanza, aparecen Lomas de Zamora; Almirante
Brown y Quilmes como los principales distritos que
contribuyeron al triunfo de Cristina.
Tan
grande es el peso electoral del Conurbano, que la
Presidenta lo visita por lo menos dos veces por semana,
con la excusa de inaugurar obras. Allí operan los
punteros. “Te ofrecen bolsones de comida a cambio de que
lleves gente a los actos de Cristina”, denunció Ochoa.
Pero los bolsones sólo le alcanzan a una familia tipo
(matrimonio con dos hijos) para comer dos o tres días, por
lo que tienen que ir a más de un acto por semana para
poder comer.
Según
precisó Ochoa, en el último mes se sumaron a su comedor 30
nuevas familias, de un total de 100. Con los puños
cerrados, conteniendo la bronca entre los dientes, Pablo
Pérez, vecino del barrio 17 de Marzo (La Matanza),
cuestionó: “¿Qué tengo que hacer yo pidiendo comida? Yo
trabajo... ¡Soy un laburante!”. Por su trabajo de “mulo de
albañil” (peón) a Pérez le pagan 25 pesos por día; un mes
atrás le pagaban $ 50.
Es que
el enfriamiento de la economía y la caída de actividades
sensibles –como la construcción– generaron que haya menos
changas. Según el Indice Construya –que mide la actividad
de 14 empresas representativas del sector–, sumados los
dos últimos meses la construcción descendió un 13,7% (sin
tener en cuenta octubre).
“Hasta
los cartoneros juntan menos cartones porque la gente no
compra como antes”, señaló un cartonero de La Matanza.
Mónica, una vecina de Almirante Brown que hasta hace una
semana trabajaba de lavacopas en un recoleto café de
Capital Federal, contó que fue despedida por reclamar el
aguinaldo. “De repente comenzamos a vender menos
desayunos... Hasta la gente de plata comenzó a consumir
menos”, se sorprendió Mónica.
Distintos encargados de comedores de Quilmes y Lomas de
Zamora que fueron consultados por PERFIL alertaron que
durante el último mes aumentó la cantidad de gente y que
tuvieron que dejar a muchas familias sin atención.
Desde
Red Solidaria, Manuel Lozano, que atiende los pedidos de
más de 500 comedores de todo el país, confirmó a PERFIL
que la crisis económica hizo que en el último mes
crecieran las demandas de alimentos. “Hace un mes nos
pedían materiales para construir talleres culturales,
ahora nos piden comida”.
Y no
sólo el hambre hace estragos en el Conurbano. El flagelo
del paco también golpea a los barrios. “Sobre el arroyo,
están los hornos de paco. Hasta yo tuve que comprar unos
‘paquitos’ (cigarrilos de paco) para que los dealers no me
hicieran nada”, confesó Ochoa.
Mirta
Bustos, de 57 años, encargada de Capullo Feliz, se quejó:
“Desde enero que lo estoy llamando al intendente (Fernando
Espinoza), y siempre me dicen lo mismo, que ‘todavía no
organizó su agenda’... ¿cuándo va a organizar su agenda,
en el verano, cuando vuelva a tomarse vacaciones?”.
Fabián
Repetto, director del Programa de Incidencia de la
Sociedad Civil del Centro de Implementación de Políticas
Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec),
explicó a PERFIL que el clientelismo es producto de “la
brecha existente entre los problemas y las soluciones”.
Desde
el Ministerio de Desarrollo Social aseguraron que sólo
entregan tickets alimentarios y subsidios bancarizados. Se
negaron, sin embargo, a acceder a una entrevista con
PERFIL.
“Acá
siempre van a ganar los Kirchner, porque se perdió la
cultura del trabajo y la gente se resignó a vivir de lo
que le dan”, sentenció Ochoa.
Por Franco Ruiz l.